Reacciones de hipersensibilidad

Las reacciones de hipersensibilidad son respuestas inmunitarias exageradas del cuerpo a sustancias inocuas o extrañas, que pueden desencadenar una amplia gama de síntomas y trastornos. Estas reacciones están mediadas por mecanismos del sistema inmunitario y pueden clasificarse en cuatro tipos principales, según la clasificación de Gell y Coombs:

Hipersensibilidad tipo I (inmediata o alérgica):

La hipersensibilidad tipo I, también conocida como hipersensibilidad inmediata o alergia mediada por IgE, es una respuesta inmunitaria exagerada a sustancias inofensivas en el ambiente, llamadas alérgenos. Esta reacción alérgica se caracteriza por su rápida aparición, generalmente dentro de minutos u horas después de la exposición al alérgeno, y puede manifestarse de diversas formas, desde síntomas leves hasta reacciones potencialmente mortales.

  1. Sensibilización: En individuos susceptibles, la hipersensibilidad tipo I ocurre después de una exposición inicial al alérgeno. Durante esta exposición, el sistema inmunitario produce anticuerpos de tipo IgE específicos para el alérgeno. Estos anticuerpos se unen a receptores en la superficie de los mastocitos y basófilos, células involucradas en la respuesta alérgica.
  2. Desencadenante: La exposición subsiguiente al mismo alérgeno lleva a la unión de los anticuerpos IgE previamente producidos a los mastocitos y basófilos. Esto desencadena la liberación de mediadores químicos, incluyendo histamina, leucotrienos, prostaglandinas y citocinas, que son responsables de los síntomas de la reacción alérgica.
  3. Síntomas: Los síntomas de la hipersensibilidad tipo I pueden variar desde leves hasta potencialmente mortales. Los síntomas leves pueden incluir estornudos, picazón, secreción nasal, urticaria (ronchas), picazón en los ojos y tos. En casos más graves, puede producirse dificultad para respirar, sibilancias, opresión en el pecho, hipotensión, edema laríngeo y anafilaxia.
  4. Tratamiento: El tratamiento de la hipersensibilidad tipo I implica evitar la exposición al alérgeno siempre que sea posible. Los antihistamínicos pueden aliviar los síntomas leves al bloquear los efectos de la histamina. En casos más graves, se pueden administrar epinefrina y corticosteroides para controlar la reacción alérgica. La inmunoterapia con alérgenos, que implica la administración controlada de cantidades crecientes de alérgenos, puede ayudar a reducir la sensibilidad a largo plazo.

En resumen, la hipersensibilidad tipo I es una respuesta inmunitaria exagerada a alérgenos, caracterizada por la producción de anticuerpos IgE y la liberación de mediadores químicos que causan una amplia gama de síntomas alérgicos. El manejo adecuado implica evitar la exposición al alérgeno y el uso de medicamentos para controlar los síntomas, especialmente en casos graves que pueden requerir epinefrina para tratar la anafilaxia.

Hipersensibilidad tipo II (citotóxica):

La hipersensibilidad tipo II, también conocida como hipersensibilidad citotóxica o mediada por anticuerpos, es una respuesta inmunitaria mediada por anticuerpos IgG e IgM dirigidos contra antígenos presentes en la superficie de las células propias del organismo. Esta reacción puede desencadenar la destrucción de las células o tejidos afectados y está asociada con una variedad de trastornos autoinmunes y enfermedades mediadas por anticuerpos.

  1. Mecanismo: La hipersensibilidad tipo II implica la producción de anticuerpos específicos, principalmente IgG e IgM, dirigidos contra antígenos celulares propios. Estos anticuerpos pueden unirse a los antígenos presentes en la superficie de las células, activando el sistema del complemento y/o marcando las células para la destrucción por fagocitosis o citotoxicidad mediada por células.
  2. Destrucción Celular: La unión de los anticuerpos a los antígenos en la superficie celular puede desencadenar la activación del sistema del complemento, lo que resulta en la lisis celular directa. Además, los anticuerpos marcados pueden ser reconocidos por células fagocíticas, como los macrófagos y las células NK, que las eliminan por fagocitosis o citotoxicidad.
  3. Enfermedades Asociadas: La hipersensibilidad tipo II está asociada con una variedad de trastornos autoinmunes y enfermedades mediadas por anticuerpos. Algunos ejemplos incluyen anemia hemolítica autoinmune, trombocitopenia inmune, enfermedad de Graves, miastenia gravis y enfermedad de Goodpasture, entre otros.
  4. Manifestaciones Clínicas: Las manifestaciones clínicas de la hipersensibilidad tipo II dependen del tipo de células o tejidos afectados. Por ejemplo, en la anemia hemolítica autoinmune, se puede observar fatiga, palidez, ictericia y esplenomegalia debido a la destrucción de los glóbulos rojos. En la miastenia gravis, los síntomas pueden incluir debilidad muscular, fatiga y dificultad para respirar debido a la destrucción de los receptores de acetilcolina en la unión neuromuscular.
  5. Tratamiento: El tratamiento de la hipersensibilidad tipo II implica el control de la respuesta inmunitaria y la modulación de la destrucción de las células o tejidos afectados. Esto puede incluir el uso de inmunosupresores para reducir la actividad del sistema inmunitario y la administración de terapias específicas según la enfermedad subyacente.

En resumen, la hipersensibilidad tipo II es una reacción inmunitaria mediada por anticuerpos dirigidos contra antígenos celulares propios, que puede resultar en la destrucción de las células o tejidos afectados. Esta forma de hipersensibilidad está asociada con diversas enfermedades autoinmunes y mediadas por anticuerpos, y su tratamiento se centra en la supresión de la respuesta inmunitaria y la modulación de la destrucción tisular.

Hipersensibilidad tipo III (mediada por complejos inmunes):

La hipersensibilidad tipo III, también conocida como hipersensibilidad mediada por complejos inmunes o hipersensibilidad inmunocompleja, se produce cuando se forman complejos inmunes (compuestos por anticuerpos y antígenos) en la circulación sanguínea y se depositan en tejidos, desencadenando una respuesta inflamatoria.

  1. Formación de Complejos Inmunes: La hipersensibilidad tipo III se desencadena por la formación de complejos inmunes solubles en la sangre, compuestos por anticuerpos (generalmente IgG e IgM) y antígenos. Estos complejos se forman en respuesta a la exposición a antígenos, ya sea de origen externo (por ejemplo, infecciones bacterianas) o interno (por ejemplo, autoantígenos en enfermedades autoinmunes).
  2. Depósito en Tejidos: Una vez formados, los complejos inmunes pueden depositarse en diversos tejidos del cuerpo, como las articulaciones, los riñones, la piel, los vasos sanguíneos y otros órganos. La deposición de estos complejos en los tejidos desencadena una respuesta inflamatoria local.
  3. Inflamación y Daño Tisular: La presencia de los complejos inmunes en los tejidos induce una respuesta inflamatoria mediada por la activación del sistema del complemento y la liberación de mediadores inflamatorios por parte de células inmunes, como los neutrófilos y los macrófagos. Esta inflamación puede causar daño tisular y contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunes y trastornos inflamatorios.
  4. Manifestaciones Clínicas: Las manifestaciones clínicas de la hipersensibilidad tipo III pueden variar ampliamente según los tejidos afectados y la gravedad de la respuesta inflamatoria. Algunos ejemplos incluyen artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, glomerulonefritis por complejos inmunes, vasculitis y dermatitis por hipersensibilidad.
  5. Diagnóstico y Tratamiento: El diagnóstico de la hipersensibilidad tipo III se basa en la evaluación clínica, pruebas de laboratorio (como la detección de complejos inmunes en suero o biopsias de tejidos) y estudios de imagen. El tratamiento puede implicar el uso de medicamentos antiinflamatorios, inmunosupresores y terapias dirigidas, según la enfermedad específica y la gravedad de los síntomas.

En resumen, la hipersensibilidad tipo III es una respuesta inmunitaria mediada por complejos inmunes que se depositan en los tejidos y desencadenan una inflamación localizada. Esta forma de hipersensibilidad está asociada con una variedad de enfermedades autoinmunes y trastornos inflamatorios, y su tratamiento se centra en controlar la inflamación y prevenir el daño tisular.

Hipersensibilidad tipo IV (retrasada o celular):

La hipersensibilidad tipo IV, también conocida como hipersensibilidad retardada o mediada por células, es una reacción inmunitaria que se caracteriza por la participación de células T y la ausencia de anticuerpos. Esta forma de hipersensibilidad involucra una respuesta inmunitaria tardía que se desarrolla horas o días después de la exposición al antígeno y puede persistir durante días o semanas.

  1. Mecanismo: La hipersensibilidad tipo IV implica la activación de células T, específicamente células T CD4+ (células T cooperadoras) y células T CD8+ (células T citotóxicas). No hay participación de anticuerpos en este tipo de respuesta inmunitaria.
  2. Sensibilización y Desencadenamiento: La sensibilización ocurre durante la primera exposición al antígeno. Las células T específicas para el antígeno se activan y se diferencian en células T de memoria. En exposiciones posteriores al mismo antígeno, las células T de memoria se activan rápidamente y desencadenan una respuesta inmunitaria inflamatoria.
  3. Causas: La hipersensibilidad tipo IV puede ser desencadenada por una amplia variedad de antígenos, incluyendo alérgenos, agentes infecciosos, toxinas y ciertos fármacos. También está implicada en enfermedades autoinmunes y en la respuesta al rechazo de trasplantes de tejidos y órganos.
  4. Manifestaciones Clínicas: Las manifestaciones clínicas de la hipersensibilidad tipo IV son principalmente inflamatorias y pueden incluir enrojecimiento, hinchazón, dolor, prurito y formación de ampollas en el sitio de exposición al antígeno. Ejemplos de enfermedades asociadas con la hipersensibilidad tipo IV incluyen dermatitis de contacto, reacciones alérgicas tardías, enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1 y la esclerosis múltiple, y rechazo de trasplantes.
  5. Diagnóstico y Tratamiento: El diagnóstico de la hipersensibilidad tipo IV se basa en la historia clínica, la evaluación de los síntomas y, en algunos casos, pruebas cutáneas o de parches para identificar alérgenos específicos. El tratamiento puede implicar la evitación del antígeno desencadenante, el uso de medicamentos antiinflamatorios, como corticosteroides tópicos u orales, y la inmunosupresión en casos de enfermedades autoinmunes o rechazo de trasplantes.

En resumen, la hipersensibilidad tipo IV es una respuesta inmunitaria retardada y mediada por células, en la cual las células T desempeñan un papel central. Esta forma de hipersensibilidad puede estar implicada en diversas enfermedades y reacciones inflamatorias, y su tratamiento se centra en controlar la inflamación y los síntomas asociados.

Es importante tener en cuenta que estas clasificaciones son útiles desde un punto de vista clínico, pero en la práctica las reacciones de hipersensibilidad pueden ser complejas y multifactoriales, con superposición de mecanismos y presentación clínica variable. El diagnóstico y manejo de las reacciones de hipersensibilidad pueden requerir una evaluación detallada del historial clínico, pruebas de laboratorio y pruebas de alergia específicas según sea necesario.

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