Tipos de tumores cerebrales

Hay diferentes tipos de tumores cerebrales y se clasifican de diversas maneras, principalmente según su origen, comportamiento y la apariencia microscópica de las células tumorales. A continuación veremos los diferentes tipos de cáncer cerebral.

Según el tejido de origen:

  • Tumores primarios: Se originan en el cerebro o en sus estructuras vecinas. Pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).
  • Tumores metastásicos: Se originan en otras partes del cuerpo y se propagan al cerebro a través del torrente sanguíneo o del sistema linfático. Estos son siempre malignos.

Según la velocidad de crecimiento y comportamiento:

  • Benignos: Crecen lentamente y no invaden los tejidos circundantes ni se propagan a otras partes del cuerpo.
  • Malignos (cancerosos): Crecen rápidamente, pueden invadir tejidos circundantes y pueden propagarse a otras partes del cerebro o del cuerpo.

Según el tipo celular:

Astrocitomas:

Los astrocitomas son un tipo de tumor cerebral que se origina en las células de soporte del cerebro llamadas astrocitos. Estos tumores son parte de un grupo más amplio de tumores conocidos como gliomas, que se desarrollan a partir de las células gliales. Los astrocitomas pueden presentarse en diferentes partes del cerebro y de la médula espinal. Se clasifican según su grado de malignidad en cuatro categorías principales, de acuerdo con la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS):

  • Astrocitoma de bajo grado (Grado I y II): Estos tumores son generalmente más lentos en su crecimiento y menos agresivos que los astrocitomas de alto grado. Los astrocitomas de bajo grado incluyen el astrocitoma pilocítico (Grado I) y el astrocitoma difuso de grado II.
  • Astrocitoma anaplásico (Grado III): Los astrocitomas anaplásicos son de grado III y se caracterizan por un crecimiento más rápido y un comportamiento más agresivo en comparación con los astrocitomas de bajo grado.
  • Glioblastoma multiforme (GBM) (Grado IV): Es el tipo más común y agresivo de glioma. Se caracteriza por un crecimiento rápido y una alta capacidad invasiva en el tejido cerebral circundante. Los GBM son difíciles de tratar y tienen un pronóstico generalmente desfavorable.

Los síntomas de los astrocitomas pueden variar según su ubicación en el cerebro y pueden incluir dolores de cabeza, cambios en la visión, convulsiones, debilidad, problemas de equilibrio y cambios en la personalidad o el estado de ánimo. El tratamiento de los astrocitomas puede incluir cirugía para extirpar el tumor, radioterapia, quimioterapia y otras terapias dirigidas, dependiendo del grado y la ubicación del tumor, así como del estado de salud general del paciente. El pronóstico también varía según varios factores, como el grado del tumor, la edad del paciente y la respuesta al tratamiento.

Meningiomas:

Los meningiomas son tumores cerebrales que se originan en las meninges, que son las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Son tumores generalmente benignos, lo que significa que no son cancerosos en la mayoría de los casos. Sin embargo, algunos pueden ser malignos o convertirse en malignos con el tiempo.

  • Prevalencia: Son el tipo más común de tumor cerebral primario en adultos, representando aproximadamente el 30% de todos los tumores cerebrales.
  • Factores de riesgo: Aunque la causa exacta de los meningiomas no siempre es clara, ciertos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollarlos, como la radiación craneal previa y ciertas condiciones genéticas.
  • Síntomas: Los síntomas pueden variar dependiendo del tamaño y la ubicación del tumor, pero pueden incluir dolores de cabeza, convulsiones, cambios en la visión o la audición, debilidad en los miembros, problemas de equilibrio y cambios en la personalidad.
  • Diagnóstico: Se pueden usar varios métodos para diagnosticar un meningioma, incluidas imágenes cerebrales como la resonancia magnética (RM) y la tomografía computarizada (TC), así como biopsias para examinar las células tumorales.
  • Tratamiento: El tratamiento de los meningiomas depende del tamaño, la ubicación y la salud general del paciente. En muchos casos, si el tumor es pequeño y no causa síntomas, el enfoque puede ser simplemente observar y monitorear su crecimiento con imágenes regulares. Si se necesita tratamiento, las opciones pueden incluir cirugía para extirpar el tumor, radioterapia, terapia dirigida o una combinación de estos.
  • Pronóstico: La mayoría de los meningiomas son benignos y se pueden tratar con éxito. Sin embargo, en casos raros donde el tumor es maligno o es difícil de tratar debido a su ubicación, el pronóstico puede ser menos favorable.

Glioblastomas:

Los glioblastomas son el tipo más común y agresivo de tumor cerebral maligno en adultos. Se clasifican como gliomas de grado IV según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estos tumores se originan en las células gliales, que son las células de soporte del sistema nervioso central.

  • Agresividad y crecimiento rápido: Los glioblastomas son altamente agresivos y crecen rápidamente en el tejido cerebral circundante. Esto se debe a su capacidad para formar nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) y para infiltrarse en el tejido cerebral cercano.
  • Síntomas: Los síntomas de los glioblastomas pueden variar dependiendo de la ubicación del tumor en el cerebro, pero pueden incluir dolores de cabeza persistentes, convulsiones, cambios en la visión o la audición, debilidad en un lado del cuerpo, problemas de equilibrio, cambios en la personalidad y deterioro cognitivo.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de un glioblastoma generalmente implica pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), así como a menudo una biopsia para examinar las células tumorales y confirmar el diagnóstico.
  • Tratamiento: El tratamiento típico para los glioblastomas incluye una combinación de cirugía para extirpar la mayor cantidad de tumor posible, seguida de radioterapia y quimioterapia. A veces se utiliza la terapia de campos eléctricos alternos (TTF) para ayudar a controlar el crecimiento del tumor.
  • Pronóstico: Los glioblastomas son difíciles de tratar y tienen un pronóstico generalmente desfavorable. A pesar del tratamiento agresivo, la tasa de supervivencia a largo plazo es baja. La mediana de supervivencia después del diagnóstico suele ser de aproximadamente 12 a 15 meses, aunque puede variar según varios factores individuales.

Meduloblastomas:

Los meduloblastomas son tumores cerebrales malignos que se desarrollan a partir de células embrionarias inmaduras en la región del cerebelo, que es la parte del cerebro que controla el equilibrio y la coordinación del movimiento. Son más comunes en niños que en adultos, aunque pueden ocurrir a cualquier edad.

  • Prevalencia: Son el tumor cerebral maligno más común en niños, representando aproximadamente el 20% de todos los tumores cerebrales pediátricos. Sin embargo, también pueden ocurrir en adultos, aunque son mucho menos comunes en este grupo de edad.
  • Subtipos: Los meduloblastomas se pueden clasificar en varios subtipos, incluyendo el meduloblastoma clásico, el meduloblastoma desmoplásico/nodular, el meduloblastoma anaplásico y el meduloblastoma con características de embrión, cada uno con características distintivas en términos de histología y pronóstico.
  • Síntomas: Los síntomas de los meduloblastomas pueden variar dependiendo de la ubicación y el tamaño del tumor, pero pueden incluir dolores de cabeza persistentes, náuseas, vómitos, problemas de equilibrio y coordinación, cambios en el comportamiento o la personalidad, pérdida de la audición y problemas visuales.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de un meduloblastoma generalmente implica pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), así como a menudo una biopsia para examinar las células tumorales y confirmar el diagnóstico. Además, pueden realizarse pruebas genéticas para determinar el subtipo específico del tumor, lo cual puede influir en el plan de tratamiento.
  • Tratamiento: El tratamiento típico para los meduloblastomas incluye cirugía para extirpar la mayor cantidad posible del tumor, seguida de radioterapia y quimioterapia. La combinación y la duración del tratamiento pueden variar según varios factores, incluyendo la edad del paciente, el subtipo del tumor y la extensión de la enfermedad.
  • Pronóstico: El pronóstico para los pacientes con meduloblastoma puede variar según varios factores, como la edad del paciente, el estadio y el subtipo del tumor, la respuesta al tratamiento y la presencia de metástasis. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, muchos pacientes pueden lograr una remisión a largo plazo y una buena calidad de vida.

Neurinomas del acústico (schwannomas):

Los neurinomas del acústico, también conocidos como schwannomas vestibulares, son tumores benignos que se desarrollan en las células de Schwann que recubren el nervio vestibulococlear, que es responsable de la audición y el equilibrio. Aunque son generalmente benignos, pueden causar síntomas significativos debido a su ubicación cerca de estructuras importantes en el oído interno y el cerebro.

  • Prevalencia: Son relativamente raros y representan aproximadamente del 6% al 10% de todos los tumores cerebrales intracraneales. A menudo se desarrollan unilateralmente, afectando solo un lado del cerebro.
  • Síntomas: Los síntomas de los neurinomas del acústico pueden incluir pérdida auditiva gradual, zumbido en el oído (tinnitus), mareos o vértigo, problemas de equilibrio, sensación de plenitud en el oído y dificultad para comprender el habla, especialmente en ambientes ruidosos.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de un neurinoma del acústico generalmente implica pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) del cerebro y el oído interno, que pueden mostrar la presencia, tamaño y ubicación del tumor.
  • Tratamiento: El enfoque de tratamiento para los neurinomas del acústico puede variar según varios factores, incluyendo el tamaño y la ubicación del tumor, la edad y la salud general del paciente, así como la presencia y gravedad de los síntomas. Las opciones de tratamiento pueden incluir la observación vigilada con seguimiento regular, cirugía para extirpar el tumor (generalmente a través de una técnica llamada microcirugía translaberíntica), radioterapia estereotáctica o una combinación de estos enfoques.
  • Pronóstico: Los neurinomas del acústico benignos generalmente tienen un buen pronóstico, especialmente si se detectan y se tratan tempranamente. Sin embargo, algunos tumores pueden crecer lentamente con el tiempo y causar síntomas progresivos. En casos raros, pueden ocurrir complicaciones debido al tratamiento o al tamaño y la ubicación del tumor.

Oligodendrocitomas

Los oligodendrocitomas son un tipo de tumor cerebral que se origina en las células gliales llamadas oligodendrocitos, que son responsables de la producción de mielina, una sustancia que recubre y protege las fibras nerviosas en el cerebro y la médula espinal. Estos tumores son considerados tumores de bajo grado y se clasifican como gliomas de grado II o, en algunos casos, como gliomas de grado III.

  • Prevalencia: Son menos comunes que otros tipos de tumores cerebrales y representan aproximadamente del 2% al 5% de todos los tumores cerebrales primarios. A menudo se diagnostican en adultos de mediana edad, aunque pueden ocurrir a cualquier edad.
  • Subtipos: Los oligodendrocitomas pueden clasificarse en varios subtipos, incluyendo oligodendrocitomas clásicos, oligodendrogliomas anaplásicos y oligoastrocitomas, dependiendo de las características histológicas del tumor y del grado de atipia celular.
  • Síntomas: Los síntomas de los oligodendrocitomas pueden variar dependiendo de la ubicación y el tamaño del tumor, pero pueden incluir dolores de cabeza persistentes, convulsiones, cambios en la visión, debilidad en un lado del cuerpo, problemas de equilibrio y coordinación, cambios en la personalidad y deterioro cognitivo.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de un oligodendrocitoma generalmente implica pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), así como a menudo una biopsia para examinar las células tumorales y confirmar el diagnóstico. Además, pueden realizarse pruebas genéticas para determinar si el tumor tiene ciertas mutaciones genéticas características, como la pérdida del brazo largo del cromosoma 1 (1p/19q codeletion), que pueden influir en el pronóstico y el plan de tratamiento.
  • Tratamiento: El tratamiento típico para los oligodendrocitomas incluye cirugía para extirpar la mayor cantidad posible del tumor, seguida de radioterapia y, en algunos casos, quimioterapia. La combinación y la duración del tratamiento pueden variar según varios factores, incluyendo el grado del tumor, la edad y la salud general del paciente, y la extensión de la enfermedad.
  • Pronóstico: El pronóstico para los pacientes con oligodendrocitoma puede variar según varios factores, incluyendo el grado y el subtipo del tumor, la respuesta al tratamiento, y la presencia de mutaciones genéticas específicas. En general, los oligodendrocitomas de bajo grado tienden a tener un pronóstico más favorable que los tumores de grado más alto.

Ependimomas

Los ependimomas son tumores que se originan en las células ependimarias, que revisten las cavidades llenas de líquido (ventrículos) del cerebro y el conducto central de la médula espinal. Estos tumores pueden ser benignos (grado I) o malignos (grados II y III), dependiendo de su aspecto histológico y su capacidad de crecimiento e invasión.

  • Prevalencia: Los ependimomas son relativamente raros y representan aproximadamente del 2% al 6% de todos los tumores cerebrales en adultos y del 5% al 10% en niños. Pueden ocurrir en personas de cualquier edad, aunque son más comunes en niños pequeños y adultos jóvenes.
  • Localización: Los ependimomas pueden desarrollarse en diferentes partes del sistema nervioso central, incluyendo los ventrículos cerebrales, el canal central de la médula espinal y los plexos coroideos, que son estructuras en los ventrículos cerebrales que producen líquido cefalorraquídeo.
  • Síntomas: Los síntomas de los ependimomas pueden variar dependiendo de la ubicación y el tamaño del tumor, pero pueden incluir dolores de cabeza persistentes, náuseas y vómitos, cambios en la visión o la audición, problemas de equilibrio y coordinación, debilidad o entumecimiento en las extremidades, y cambios en la función cognitiva o del habla.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de un ependimoma generalmente implica pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), así como a menudo una biopsia para examinar las células tumorales y confirmar el diagnóstico. Además, pueden realizarse pruebas genéticas para determinar ciertas características moleculares del tumor, que pueden influir en el pronóstico y el plan de tratamiento.
  • Tratamiento: El tratamiento típico para los ependimomas incluye cirugía para extirpar la mayor cantidad posible del tumor, seguida de radioterapia y, en algunos casos, quimioterapia. La combinación y la duración del tratamiento pueden variar según varios factores, incluyendo el grado del tumor, la ubicación y la extensión de la enfermedad, y la edad y la salud general del paciente.
  • Pronóstico: El pronóstico para los pacientes con ependimoma puede variar según varios factores, incluyendo el grado del tumor, la ubicación y la extensión de la enfermedad, la edad y la salud general del paciente, y la respuesta al tratamiento. Los ependimomas de bajo grado tienden a tener un pronóstico más favorable que los tumores de grado más alto, aunque el tratamiento y el pronóstico pueden ser desafiantes en casos de tumores recurrentes o metastásicos.

Neurilemomas

Los neurilemomas, también conocidos como schwannomas, son tumores benignos que se originan en las células de Schwann, que son células que recubren los nervios periféricos en el sistema nervioso periférico. Estos tumores son generalmente lentos en su crecimiento y rara vez se vuelven malignos.

  • Prevalencia: Los neurilemomas son relativamente comunes y representan alrededor del 8% de todos los tumores intracraneales y espinales. Pueden ocurrir en personas de cualquier edad, aunque son más comunes en adultos jóvenes y de mediana edad.
  • Localización: Los neurilemomas pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo donde haya nervios periféricos, pero son más comunes en la cabeza, el cuello y las extremidades. Algunas ubicaciones comunes incluyen el nervio acústico (schwannoma vestibular), el nervio trigémino, el nervio facial y los nervios periféricos de las extremidades.
  • Síntomas: Los síntomas de los neurilemomas pueden variar dependiendo de la ubicación y el tamaño del tumor, pero pueden incluir dolor, entumecimiento u hormigueo en la zona afectada, debilidad muscular, pérdida de la función nerviosa, cambios en la sensibilidad, y en casos de tumores grandes, deformidad o hinchazón visible.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de un neurilemoma generalmente implica pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), que pueden mostrar la presencia, tamaño y ubicación del tumor. A menudo, se realiza una biopsia para confirmar el diagnóstico y determinar si el tumor es benigno.
  • Tratamiento: El tratamiento de los neurilemomas a menudo implica la extirpación quirúrgica del tumor, especialmente si causa síntomas significativos o si hay preocupación por su crecimiento. En algunos casos, especialmente si el tumor es pequeño y no causa síntomas, puede optarse por observar y monitorear el tumor con imágenes regulares.
  • Pronóstico: Los neurilemomas son generalmente benignos y tienen un buen pronóstico después de la extirpación quirúrgica completa. Sin embargo, en algunos casos, especialmente si el tumor es grande o si está ubicado cerca de estructuras importantes como los nervios craneales, el tratamiento puede ser más desafiante y puede haber un mayor riesgo de complicaciones.

Neurofibromas

Los neurofibromas son tumores benignos que se desarrollan a partir de las células que forman el tejido nervioso periférico. Estos tumores son una característica distintiva de una enfermedad genética llamada neurofibromatosis.

  • Causa: La neurofibromatosis es una enfermedad genética causada por mutaciones en ciertos genes, incluyendo el gen NF1 para la neurofibromatosis tipo 1 (NF1) y el gen NF2 para la neurofibromatosis tipo 2 (NF2). Estas mutaciones conducen al crecimiento anormal de tejido nervioso y a la formación de neurofibromas.
  • Síntomas: Los síntomas de la neurofibromatosis pueden variar ampliamente dependiendo del tipo y la ubicación de los neurofibromas. Además de los tumores, los pacientes con neurofibromatosis pueden experimentar manchas café con leche en la piel, pecas en las axilas o la región inguinal, problemas óseos, anomalías del desarrollo neurológico, y en casos graves, tumores malignos.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de neurofibromatosis se realiza a menudo mediante la observación de los síntomas clínicos característicos y pruebas genéticas para identificar mutaciones en los genes NF1 o NF2. Las imágenes médicas como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC) pueden utilizarse para detectar y evaluar la extensión de los tumores.
  • Tratamiento: El tratamiento de la neurofibromatosis y los neurofibromas se centra en el manejo de los síntomas y las complicaciones asociadas. Esto puede incluir cirugía para extirpar tumores sintomáticos, terapias dirigidas para controlar el crecimiento de los tumores, y manejo de los problemas médicos y neurológicos asociados con la enfermedad.

Tumores hipofisarios

Los tumores hipofisarios son neoplasias que se originan en la glándula pituitaria, una pequeña glándula ubicada en la base del cerebro. Esta glándula es responsable de regular varias funciones del cuerpo al producir hormonas importantes que controlan el crecimiento, el metabolismo, la función sexual y otras funciones corporales.

  • Prevalencia: Los tumores hipofisarios son relativamente comunes y representan alrededor del 10% al 15% de todos los tumores intracraneales. Aunque pueden ocurrir a cualquier edad, son más comunes en adultos de mediana edad y mayores.
  • Tipos: Los tumores hipofisarios se clasifican en varios tipos según el tipo de células de la glándula pituitaria de las que se originan y la función hormonal que afectan. Los tipos principales incluyen:
    • Adenomas hipofisarios: Son el tipo más común y generalmente son benignos. Pueden ser hormonales, es decir, secretan hormonas, o no funcionales, lo que significa que no secretan hormonas.
    • Tumores no funcionales: Estos tumores no secretan hormonas y a menudo se diagnostican cuando comprimen otras estructuras cercanas y causan síntomas, como dolores de cabeza, problemas de visión o hipopituitarismo.
    • Prolactinomas: Son adenomas hipofisarios que producen prolactina en exceso, lo que puede causar síntomas como alteraciones menstruales, infertilidad y producción de leche en los hombres.
    • Tumores productores de hormona del crecimiento (acromegalia): Estos tumores producen exceso de hormona del crecimiento y pueden provocar un agrandamiento excesivo de tejidos y órganos, así como otros síntomas.
    • Tumores productores de hormona adrenocorticotropa (síndrome de Cushing): Estos tumores secretan exceso de hormona adrenocorticotropa (ACTH), lo que puede resultar en síntomas como obesidad central, hipertensión arterial y debilidad muscular.
  • Síntomas: Los síntomas de los tumores hipofisarios pueden variar según el tipo, el tamaño y la ubicación del tumor, así como la función hormonal afectada. Algunos síntomas comunes incluyen dolores de cabeza, cambios en la visión, problemas hormonales (como cambios menstruales, disfunción sexual o cambios en el peso), fatiga, debilidad y trastornos cognitivos.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de los tumores hipofisarios a menudo implica una combinación de pruebas de imagen, como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), análisis de sangre para evaluar los niveles hormonales, y evaluaciones oftalmológicas para evaluar la función visual.
  • Tratamiento: El tratamiento de los tumores hipofisarios puede incluir observación vigilada con imágenes regulares para tumores pequeños que no causan síntomas, medicamentos para controlar la producción hormonal, cirugía para extirpar el tumor (a menudo a través de la nariz mediante endoscopia transnasal) y radioterapia en casos de tumores resistentes al tratamiento o recurrencia.
  • Pronóstico: El pronóstico de los tumores hipofisarios depende de varios factores, incluyendo el tipo, el tamaño y la ubicación del tumor, la función hormonal afectada, la respuesta al tratamiento y la presencia de complicaciones. La mayoría de los adenomas hipofisarios son benignos y tienen un buen pronóstico con tratamiento adecuado.

Tumores de la región pineal

Los tumores de la región pineal son neoplasias que se desarrollan en la glándula pineal, una pequeña estructura en el centro del cerebro que produce melatonina, una hormona que regula los ciclos de sueño y vigilia. Estos tumores son relativamente raros pero pueden ser graves debido a su ubicación en una región del cerebro con numerosas conexiones importantes.

  • Prevalencia: Los tumores de la región pineal son poco frecuentes y representan menos del 1% de todos los tumores cerebrales. Aunque pueden ocurrir a cualquier edad, son más comunes en niños y adultos jóvenes.
  • Tipos: Los tumores de la región pineal pueden clasificarse en varios tipos según su origen y características histológicas. Algunos de los tipos principales incluyen:
    • Pineoblastomas: Son tumores malignos y agresivos que se originan en las células primitivas de la glándula pineal.
    • Tumores germinales de células germinales: Estos tumores se originan en las células germinales, que son las células precursoras de los óvulos y los espermatozoides. Pueden ser de varios subtipos, como teratomas, carcinoma embrionario, coriocarcinomas y otros.
    • Tumores de la glía: Estos tumores se originan en las células de soporte del cerebro, como gliomas o astrocitomas, que afectan la región pineal.
  • Síntomas: Los síntomas de los tumores de la región pineal pueden variar dependiendo del tipo, el tamaño y la ubicación del tumor, pero pueden incluir dolores de cabeza, problemas de visión, cambios en el estado de alerta y la conciencia, náuseas y vómitos, alteraciones del movimiento y del equilibrio, y síntomas hormonales debido a la afectación del sistema endocrino.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de los tumores de la región pineal a menudo implica pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC) para visualizar el tumor y evaluar su extensión. A veces, se realiza una biopsia para obtener muestras de tejido para examinarlas bajo un microscopio y confirmar el diagnóstico.
  • Tratamiento: El tratamiento de los tumores de la región pineal depende del tipo, el tamaño y la ubicación del tumor, así como del estado de salud general del paciente. Puede incluir cirugía para extirpar el tumor, radioterapia, quimioterapia y terapia dirigida, así como otros enfoques terapéuticos según sea necesario.
  • Pronóstico: El pronóstico de los tumores de la región pineal varía según varios factores, incluyendo el tipo y la etapa del tumor, la edad y la salud general del paciente, y la respuesta al tratamiento. Algunos tumores pueden ser curables con tratamiento adecuado, mientras que otros pueden tener un pronóstico menos favorable debido a su agresividad y dificultad para tratar.

Angiomas cerebrales

Los angiomas cerebrales, también conocidos como malformaciones arteriovenosas (MAV), son anomalías vasculares congénitas que afectan los vasos sanguíneos del cerebro. Estas malformaciones consisten en una maraña anormal de vasos sanguíneos, donde las arterias y las venas están conectadas directamente sin pasar por el lecho capilar normal.

  • Prevalencia: Los angiomas cerebrales son relativamente raros y se estima que representan alrededor del 1% de todas las malformaciones cerebrales vasculares. A menudo son detectados incidentalmente durante pruebas de imagen realizadas por otras razones.
  • Causas: La mayoría de los angiomas cerebrales son congénitos, lo que significa que están presentes desde el nacimiento y se desarrollan durante el desarrollo fetal. La causa exacta de la formación de estas malformaciones no siempre está clara, pero se cree que puede estar relacionada con factores genéticos y ambientales.
  • Síntomas: Muchas personas con angiomas cerebrales son asintomáticas y no experimentan ningún síntoma. Sin embargo, en algunos casos, los síntomas pueden incluir dolores de cabeza, convulsiones, debilidad muscular, entumecimiento, problemas de equilibrio o coordinación, cambios en la visión o el habla, y en casos graves, hemorragia cerebral.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de un angioma cerebral generalmente se realiza mediante pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la angiografía cerebral, que pueden mostrar la presencia, ubicación y características de la malformación vascular. A veces, se realiza una angiografía cerebral para evaluar más detalladamente la estructura del angioma y su conexión con el sistema circulatorio.
  • Tratamiento: El manejo de los angiomas cerebrales depende de varios factores, incluyendo el tamaño, la ubicación y la sintomatología del angioma, así como el riesgo de hemorragia. Las opciones de tratamiento pueden incluir observación vigilada con seguimiento regular, embolización endovascular para bloquear el suministro de sangre al angioma, cirugía para extirpar el angioma, radioterapia estereotáctica para destruir selectivamente el tejido vascular anormal, o una combinación de estos enfoques.
  • Pronóstico: El pronóstico de los angiomas cerebrales varía según varios factores, incluyendo el tamaño, la ubicación y la sintomatología del angioma, así como el tratamiento recibido. En general, muchos angiomas cerebrales son estables y no causan problemas significativos, pero aquellos que están en riesgo de hemorragia pueden tener un pronóstico más incierto y requerir manejo cuidadoso.

Papilomas cerebrales

Los papilomas cerebrales son tumores benignos que se originan en el epitelio de revestimiento de los ventrículos cerebrales o del conducto ependimario. Estos tumores son poco comunes y suelen ser de crecimiento lento.

  • Prevalencia: Los papilomas cerebrales son raros y representan una pequeña proporción de todos los tumores cerebrales. A menudo se encuentran en los ventrículos cerebrales, que son cavidades llenas de líquido dentro del cerebro.
  • Origen y características: Los papilomas cerebrales se originan en el tejido ependimario, que es un tipo de tejido que recubre los ventrículos cerebrales y el conducto ependimario. Estos tumores a menudo tienen un aspecto papilar o de dedos y pueden causar obstrucción del flujo normal del líquido cefalorraquídeo en el cerebro, lo que puede llevar a hidrocefalia.
  • Síntomas: Los síntomas de los papilomas cerebrales pueden variar dependiendo de la ubicación y el tamaño del tumor, pero pueden incluir dolores de cabeza, cambios en la visión, náuseas y vómitos, problemas de equilibrio y coordinación, convulsiones y síntomas de aumento de la presión intracraneal debido a la hidrocefalia.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de un papiloma cerebral generalmente se realiza mediante pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), que pueden mostrar la presencia, ubicación y características del tumor. A veces, se realiza una biopsia para obtener muestras de tejido para examinarlas bajo un microscopio y confirmar el diagnóstico.
  • Tratamiento: El tratamiento de los papilomas cerebrales puede incluir cirugía para extirpar el tumor, especialmente si está causando síntomas significativos o si hay preocupación por el crecimiento del tumor. En algunos casos, puede ser necesaria la colocación de un derivativo ventriculoperitoneal para drenar el exceso de líquido cefalorraquídeo y aliviar la hidrocefalia.
  • Pronóstico: El pronóstico de los papilomas cerebrales depende de varios factores, incluyendo el tamaño y la ubicación del tumor, la edad y la salud general del paciente, y la respuesta al tratamiento. En general, los papilomas cerebrales tienen un buen pronóstico cuando se detectan y se tratan tempranamente.

Hemangioblastomas

Los hemangioblastomas son tumores vasculares poco comunes y generalmente benignos que se desarrollan en el sistema nervioso central, especialmente en el cerebelo y la médula espinal. Estos tumores se originan en las células endoteliales, que revisten los vasos sanguíneos.

  • Prevalencia: Los hemangioblastomas representan aproximadamente del 1% al 2% de todos los tumores del sistema nervioso central. Aunque pueden ocurrir en personas de cualquier edad, son más comunes en adultos jóvenes, con un pico de incidencia entre los 30 y los 40 años.
  • Asociación con la enfermedad de von Hippel-Lindau (VHL): La mayoría de los hemangioblastomas cerebelosos y de la médula espinal están asociados con la enfermedad de von Hippel-Lindau (VHL), un trastorno genético hereditario que afecta múltiples órganos y sistemas, incluyendo el sistema nervioso central y los riñones. Las personas con VHL tienen un mayor riesgo de desarrollar hemangioblastomas, así como otros tipos de tumores, quistes y lesiones.
  • Síntomas: Los síntomas de los hemangioblastomas dependen de la ubicación y el tamaño del tumor, pero pueden incluir dolores de cabeza, problemas de coordinación y equilibrio, debilidad muscular, dificultades para caminar, cambios en la visión o la audición, y síntomas relacionados con la compresión de la médula espinal, como debilidad o entumecimiento en las extremidades, dificultad para controlar la vejiga o el intestino, y problemas de sensibilidad.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de un hemangioblastoma generalmente se realiza mediante pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), que pueden mostrar la presencia, ubicación y características del tumor. A veces, se realiza una biopsia para obtener muestras de tejido para examinarlas bajo un microscopio y confirmar el diagnóstico.
  • Tratamiento: El tratamiento de los hemangioblastomas puede incluir cirugía para extirpar el tumor, especialmente si está causando síntomas significativos o si hay preocupación por el crecimiento del tumor. La embolización, que consiste en bloquear los vasos sanguíneos que irrigan el tumor, puede ser utilizada antes de la cirugía para reducir el riesgo de sangrado durante la operación. La radioterapia también puede ser una opción de tratamiento, especialmente para tumores inoperables o recurrentes.
  • Pronóstico: El pronóstico de los hemangioblastomas depende de varios factores, incluyendo la ubicación, el tamaño y la extensión del tumor, la presencia de síntomas, la respuesta al tratamiento y la presencia de la enfermedad de von Hippel-Lindau (VHL). En general, los hemangioblastomas cerebelosos y de la médula espinal tienen un pronóstico favorable, especialmente cuando se detectan y se tratan tempranamente.

Tumores cerebrales metastásicos

Los tumores cerebrales metastásicos son cánceres que se han diseminado desde otras partes del cuerpo hasta el cerebro. Estos tumores son más comunes que los tumores cerebrales primarios, que se originan en el cerebro mismo.

  • Prevalencia: Los tumores cerebrales metastásicos son bastante comunes y son la forma más frecuente de tumores cerebrales en adultos. Se estima que entre el 20% y el 40% de los adultos con cáncer desarrollan metástasis cerebrales en algún momento durante la progresión de la enfermedad.
  • Origen: Los tumores cerebrales metastásicos pueden originarse en prácticamente cualquier parte del cuerpo, pero los cánceres más comúnmente asociados con metástasis cerebrales incluyen el cáncer de pulmón, el cáncer de mama, el cáncer colorrectal, el melanoma y el cáncer de riñón.
  • Mecanismo de propagación: La diseminación de células cancerosas al cerebro puede ocurrir de varias maneras, incluyendo la propagación a través del sistema circulatorio (metástasis hematógena) o la propagación directa a través del sistema linfático o de las membranas que recubren el cerebro (metástasis meníngea).
  • Síntomas: Los síntomas de los tumores cerebrales metastásicos pueden variar según la ubicación y el tamaño del tumor, pero pueden incluir dolores de cabeza persistentes, cambios en la visión, problemas de equilibrio y coordinación, debilidad o entumecimiento en las extremidades, convulsiones, cambios en la función cognitiva o del habla, y en casos graves, coma.
  • Diagnóstico: El diagnóstico de los tumores cerebrales metastásicos generalmente se realiza mediante pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), que pueden mostrar la presencia, ubicación y características de los tumores en el cerebro. A menudo, se realiza una biopsia para confirmar el origen del cáncer y guiar el tratamiento.
  • Tratamiento: El tratamiento de los tumores cerebrales metastásicos puede incluir una combinación de cirugía para extirpar el tumor, radioterapia para destruir las células cancerosas y prevenir la recurrencia, y quimioterapia o terapia dirigida para tratar el cáncer primario y controlar la progresión de la enfermedad.
  • Pronóstico: El pronóstico de los pacientes con tumores cerebrales metastásicos depende de varios factores, incluyendo el tipo y el estadio del cáncer primario, el número y la ubicación de las metástasis cerebrales, la salud general del paciente y la respuesta al tratamiento. Aunque los tumores cerebrales metastásicos son a menudo difíciles de tratar y pueden tener un pronóstico menos favorable que los tumores cerebrales primarios, los avances en el tratamiento han mejorado las tasas de supervivencia y calidad de vida para muchos pacientes.

Es importante destacar que algunos tumores pueden clasificarse en más de una categoría, y la clasificación final se basa en varios factores, como la histología (apariencia microscópica), la localización, el grado de malignidad y la presencia de metástasis.

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¡Hola! Mi nombre es Mavi, y soy la creadora y fundadora de esta plataforma dedicada a proporcionar apuntes de enfermería de alta calidad. Soy enfermera de profesión, con una pasión por la educación y el compartir conocimientos para el beneficio de la comunidad de enfermería. Cuento con una sólida formación académica en enfermería, habiendo obtenido mi título de enfermería en 2015. Tengo un máster en atención primaria, otro de oncología y un posgrado de neurología. A lo largo de mi carrera, he trabajado en diversas áreas de la enfermería, incluyendo oncología, unidad de ictus, hospitalización y sociosanitario. Mi experiencia práctica ha sido fundamental para comprender las necesidades de los estudiantes y profesionales de enfermería en su búsqueda de recursos educativos.