Monitorización del gasto cardíaco

La monitorización del gasto cardíaco es un aspecto importante en la evaluación de la función cardíaca y hemodinámica de un paciente. El gasto cardíaco es la cantidad de sangre bombeada por el corazón en un minuto y es un indicador crucial del flujo sanguíneo y la perfusión tisular.

Técnicas para monitorizar el gasto cardíaco

Cateterismo cardíaco derecho:

  • Termodilución: Esta técnica implica la inyección de una solución fría (generalmente solución salina) en la vena central o el atrio derecho. Se mide la dilución de la solución a medida que pasa a través del corazón, lo que permite calcular el gasto cardíaco.
  • Catéter de Swan-Ganz: Se utiliza un catéter de Swan-Ganz para medir directamente la presión del ventrículo derecho y la arteria pulmonar, lo que proporciona información sobre la función cardíaca y la presión pulmonar. Estos datos pueden utilizarse para calcular el gasto cardíaco mediante ecuaciones derivadas.

Ecocardiografía Doppler:

  • Ecocardiografía transtorácica o transesofágica: La ecocardiografía Doppler puede utilizarse para estimar el gasto cardíaco midiendo el volumen de sangre que sale del ventrículo izquierdo durante cada latido (volumen de eyección sistólica) y multiplicándolo por la frecuencia cardíaca.

Bioimpedancia eléctrica:

  • Bioimpedancia transtorácica: Esta técnica mide la resistencia eléctrica del tejido corporal para estimar el volumen sanguíneo y, por lo tanto, el gasto cardíaco. Se basa en el principio de que el tejido sanguíneo tiene una mayor conductividad eléctrica que el tejido circundante.

Oximetría de pulso:

  • Oximetría de pulso basada en el principio de Fick: Esta técnica utiliza mediciones de oxigenación sanguínea (Saturación de Oxígeno) y consumo de oxígeno para calcular el gasto cardíaco. Se basa en el principio de Fick, que establece que el gasto cardíaco es proporcional al consumo de oxígeno y a la diferencia arteriovenosa de oxígeno.

Termodilución transpulmonar:

  • Picco (Monitor de Contornos de Pulso): Esta técnica utiliza un catéter arterial para medir las fluctuaciones de la presión arterial en respuesta a un bolo de solución salina fría. Estas mediciones se utilizan para calcular el gasto cardíaco y otros parámetros hemodinámicos.

La elección de la técnica de monitorización del gasto cardíaco depende de varios factores, como la disponibilidad de equipo, la situación clínica del paciente y la precisión requerida. Cada método tiene sus ventajas y limitaciones, y es importante considerarlas al seleccionar la mejor opción para un paciente específico.

Indicaciones de la monitorización del gasto cardíaco

La monitorización del gasto cardíaco puede ser indicada en una variedad de situaciones clínicas donde es crucial evaluar la función cardíaca y hemodinámica de un paciente. Algunas de las indicaciones comunes para la monitorización del gasto cardíaco incluyen:

  • Shock: En pacientes con shock, ya sea séptico, cardiogénico, hipovolémico o distributivo, la monitorización del gasto cardíaco puede ser fundamental para guiar la resucitación fluida y el tratamiento con medicamentos vasoactivos. Ayuda a determinar si la perfusión tisular es adecuada y si se necesita optimizar el gasto cardíaco.
  • Cirugía mayor: Durante procedimientos quirúrgicos importantes, como cirugía cardiaca, trasplante de órganos o cirugía mayor no cardiaca, la monitorización del gasto cardíaco puede ser esencial para guiar la administración de fluidos, la optimización hemodinámica y la detección precoz de complicaciones cardiovasculares.
  • Insuficiencia cardíaca: En pacientes con insuficiencia cardíaca aguda o crónica, la monitorización del gasto cardíaco puede ser útil para evaluar la función cardíaca, optimizar el tratamiento farmacológico y prevenir la descompensación.
  • Lesión cerebral traumática: En pacientes con lesión cerebral traumática grave, la monitorización del gasto cardíaco puede ser necesaria para garantizar una perfusión cerebral adecuada y prevenir la hipotensión que podría empeorar el daño cerebral.
  • Sepsis: En pacientes con sepsis o shock séptico, la monitorización del gasto cardíaco puede ayudar a guiar la terapia de resucitación con fluidos y el uso de agentes vasoactivos para mantener una perfusión tisular adecuada.
  • Monitorización intraoperatoria: Durante la cirugía, especialmente en procedimientos de alto riesgo o prolongados, la monitorización del gasto cardíaco puede ser importante para guiar la administración de líquidos y medicamentos, así como para detectar y tratar complicaciones hemodinámicas.
  • Lesión por quemaduras: En pacientes con quemaduras graves, la monitorización del gasto cardíaco puede ser necesaria para evaluar y optimizar la perfusión tisular, especialmente en situaciones donde hay una respuesta inflamatoria sistémica significativa.
  • Trasplante de órganos: Durante el trasplante de órganos, la monitorización del gasto cardíaco puede ser crucial para garantizar una adecuada perfusión de los órganos y prevenir la disfunción hemodinámica perioperatoria.

Estas son solo algunas de las indicaciones más comunes para la monitorización del gasto cardíaco. En general, se considera en situaciones donde se necesita una evaluación precisa y continua de la función cardíaca y hemodinámica para guiar el tratamiento y mejorar los resultados clínicos del paciente.

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