Leucemias crónicas: mielocítica y linfocítica

Las leucemias crónicas son tipos de cáncer de la sangre y la médula ósea que se caracterizan por un crecimiento lento y acumulativo de células sanguíneas anormales. A diferencia de las leucemias agudas, las leucemias crónicas tienden a progresar más lentamente y pueden no causar síntomas evidentes en las etapas iniciales. Hay dos tipos principales de leucemias crónicas: la leucemia mieloide crónica (LMC) y la leucemia linfocítica crónica (LLC).

Leucemia mieloide crónica

La leucemia mieloide crónica (LMC) es un tipo de cáncer que afecta las células de la médula ósea y la sangre. Es una leucemia crónica, lo que significa que tiende a progresar lentamente a lo largo del tiempo. La característica distintiva de la LMC es la presencia del cromosoma Filadelfia (Ph), que resulta de una translocación entre los cromosomas 9 y 22. Esta translocación genética lleva a la formación del denominado cromosoma Filadelfia (Ph), que produce una proteína anormal llamada BCR-ABL.

Características y aspectos clave de la leucemia mieloide crónica (LMC):

  1. Fase Crónica:
    • En la fase crónica, la enfermedad progresa lentamente y puede no causar síntomas evidentes. La detección a menudo se realiza durante exámenes de sangre de rutina.
  2. Fase Acelerada:
    • En algunas personas, la LMC puede entrar en una fase acelerada, en la cual las células cancerosas comienzan a multiplicarse más rápidamente y pueden causar síntomas como fiebre, pérdida de peso y dolor en el hueso o el abdomen.
  3. Fase Blástica:
    • La fase blástica es la fase más agresiva y se caracteriza por la transformación de las células leucémicas en células inmaduras y anormales similares a las encontradas en la leucemia mieloide aguda (LMA). Esta fase se asocia con un empeoramiento rápido de los síntomas y una progresión rápida de la enfermedad.

Causas

La leucemia mieloide crónica (LMC) se asocia con una alteración genética específica conocida como cromosoma Filadelfia (Ph). La causa primaria de la LMC es la presencia de esta anormalidad cromosómica, que resulta de una translocación entre los cromosomas 9 y 22. Esta translocación da lugar a un cromosoma más corto llamado cromosoma Filadelfia (Ph), y conduce a la formación de un gen de fusión llamado BCR-ABL.

El gen BCR-ABL produce una proteína anormal con actividad tirosina quinasa, que estimula el crecimiento y la proliferación celular de manera descontrolada. Esta proteína es fundamental en el desarrollo de la LMC y confiere ventajas de supervivencia a las células leucémicas, lo que contribuye a la progresión de la enfermedad.

Aunque la translocación cromosómica Filadelfia es la causa principal, no se comprende completamente por qué ocurre. No suele ser hereditaria y, en la mayoría de los casos, no se asocia con factores de riesgo específicos o comportamientos conocidos.

Factores que se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar LMC incluyen:

  1. Edad:
    • La LMC es más común en adultos, y la edad promedio al diagnóstico es de alrededor de 60 años.
  2. Exposición a Radiación Ionizante:
    • La exposición a altas dosis de radiación ionizante, como la radioterapia previa, ha sido identificada como un factor de riesgo para el desarrollo de LMC.
  3. Exposición a Productos Químicos:
    • Algunos estudios sugieren una posible asociación entre la exposición a ciertos productos químicos, como el benceno, y un mayor riesgo de LMC.
  4. Sexo Masculino:
    • La LMC se presenta con mayor frecuencia en hombres que en mujeres.
  5. Historial Familiar:
    • Aunque la LMC no suele ser hereditaria, puede haber casos familiares raros. Sin embargo, la mayoría de las personas diagnosticadas con LMC no tienen antecedentes familiares de la enfermedad.

Manifestaciones clínicas

Las manifestaciones clínicas de la leucemia mieloide crónica (LMC) pueden variar según la fase de la enfermedad. La LMC suele progresar lentamente y pasa por tres fases principales: crónica, acelerada y blástica. A continuación se describen las manifestaciones clínicas comunes asociadas con cada fase:

Fase Crónica:

  1. Asintomática en Etapas Tempranas:
    • En las etapas iniciales, la LMC puede no causar síntomas evidentes y a menudo se diagnostica durante análisis de sangre de rutina.
  2. Fatiga:
    • La fatiga es un síntoma común que puede desarrollarse a medida que la enfermedad progresa.
  3. Sensación de Plenitud Abdominal:
    • El agrandamiento del bazo (esplenomegalia) puede causar una sensación de plenitud en el abdomen.
  4. Dolor o Malestar Abdominal:
    • El aumento del tamaño del bazo puede causar molestias o dolor en la parte superior izquierda del abdomen.
  5. Pérdida de Peso Inexplicada:
    • Algunas personas pueden experimentar pérdida de peso sin causa aparente.

Fase Acelerada:

  1. Aumento de los Síntomas:
    • Los síntomas existentes, como fatiga y sensación de plenitud abdominal, pueden intensificarse.
  2. Fiebre y Sudoración Nocturna:
    • Pueden desarrollarse fiebre y sudoración nocturna.
  3. Pérdida de Peso Adicional:
    • La pérdida de peso puede aumentar.
  4. Dolor Óseo:
    • Algunas personas pueden experimentar dolor en los huesos.

Fase Blástica:

  1. Transformación a una Leucemia Aguda:
    • La fase blástica es la transformación a una forma más aguda de leucemia, similar a la leucemia mieloide aguda (LMA).
  2. Aumento Rápido de los Síntomas:
    • Los síntomas se intensifican rápidamente, y pueden incluir anemia, hemorragias, infecciones frecuentes y otros síntomas asociados con la leucemia aguda.
  3. Complicaciones Graves:
    • Pueden surgir complicaciones graves debido a la infiltración de células leucémicas en órganos y tejidos.

Tratamiento

El tratamiento de la leucemia mieloide crónica (LMC) ha experimentado avances significativos en las últimas décadas, principalmente gracias al desarrollo de terapias dirigidas que han demostrado ser altamente efectivas en el control de la enfermedad. El tratamiento de la LMC generalmente se basa en la fase de la enfermedad y en la presencia de ciertos factores de riesgo. Aquí se describen las principales modalidades de tratamiento:

Inhibidores de la Tirosina Quinasa (ITK):

Los inhibidores de la tirosina quinasa son la columna vertebral del tratamiento de la LMC crónica. Estos medicamentos actúan bloqueando la actividad de la proteína BCR-ABL, que es característica de la LMC. Los ITK más comúnmente utilizados incluyen:

  1. Imatinib:
    • Es el primer inhibidor de la tirosina quinasa aprobado para el tratamiento de la LMC. Ha demostrado ser altamente efectivo en la mayoría de los pacientes.
  2. Dasatinib y Nilotinib:
    • Son inhibidores de segunda generación que se utilizan en pacientes que no responden adecuadamente al imatinib o que presentan intolerancia a este.
  3. Bosutinib y Ponatinib:
    • Son inhibidores de tercera generación, utilizados en situaciones específicas, como resistencia a los tratamientos previos.

Trasplante de Médula Ósea:

El trasplante de médula ósea es una opción que se considera en situaciones específicas, especialmente en pacientes jóvenes con enfermedad avanzada o que han desarrollado resistencia a los inhibidores de la tirosina quinasa. Sin embargo, debido a los riesgos asociados con el trasplante, se reserva para casos seleccionados.

Manejo de Complicaciones y Síntomas:

Además del tratamiento específico dirigido a la causa subyacente, se pueden implementar otras intervenciones para controlar síntomas y complicaciones asociadas, como:

  • Manejo de síntomas de la fase crónica: Control de la fatiga, manejo del dolor y tratamiento de la esplenomegalia.
  • Manejo de síntomas de las fases avanzadas: Control de fiebre, tratamiento de infecciones y manejo de la anemia y la trombocitopenia.

Monitoreo Continuo:

El monitoreo regular con pruebas de laboratorio, como análisis de sangre y PCR cuantitativa para evaluar la carga de BCR-ABL, es esencial para evaluar la respuesta al tratamiento y ajustar la terapia según sea necesario.

El tratamiento específico y la elección de la terapia dependerán de factores individuales, como la fase de la enfermedad, la respuesta al tratamiento y la presencia de comorbilidades

Leucemia linfocítica crónica

La leucemia linfocítica crónica (LLC) es un tipo de cáncer que afecta a los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco. Es una leucemia crónica, lo que significa que tiende a progresar lentamente a lo largo del tiempo. La LLC es más común en adultos mayores y es menos frecuente en personas más jóvenes.

A continuación, se presentan aspectos clave de la leucemia linfocítica crónica:

Características de la LLC:

  1. Crecimiento Anormal de Linfocitos B:
    • En la LLC, hay un crecimiento anormal y acumulación de linfocitos B, que son una parte del sistema inmunológico.
  2. Progresión Lenta:
    • La LLC tiende a tener una progresión lenta y muchos pacientes pueden no experimentar síntomas en las etapas iniciales.
  3. Síntomas en Etapas Avanzadas:
    • A medida que la enfermedad progresa, pueden desarrollarse síntomas como fatiga, pérdida de peso, inflamación de los ganglios linfáticos y esplenomegalia (aumento del tamaño del bazo).
  4. Células CLL en Sangre Periférica y Médula Ósea:
    • Las células de la LLC suelen encontrarse en la sangre periférica y en la médula ósea.

Causas

La leucemia linfocítica crónica (LLC) es una enfermedad compleja y su causa exacta no se comprende completamente. Se cree que la LLC se desarrolla debido a mutaciones genéticas en las células precursoras de los linfocitos B, que son un tipo de glóbulos blancos del sistema inmunológico. Aunque las causas precisas no son conocidas, se han identificado algunos factores de riesgo y asociaciones:

  1. Edad:
    • La LLC es más común en adultos mayores, y la incidencia aumenta con la edad. Es rara en personas menores de 40 años.
  2. Genética:
    • Existen ciertos factores genéticos que pueden aumentar el riesgo de desarrollar LLC. Antecedentes familiares de leucemia o linfoma pueden influir en el riesgo, aunque la mayoría de los casos de LLC no tienen una causa hereditaria clara.
  3. Exposición a Agentes Químicos:
    • La exposición a ciertos agentes químicos, como el benceno, se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar LLC. Sin embargo, la relación no es totalmente clara y la exposición a estas sustancias no es la única causa.
  4. Infecciones:
    • Algunos estudios han sugerido una posible asociación entre infecciones virales, como el virus de Epstein-Barr, y el riesgo de desarrollar LLC. Sin embargo, la relación es compleja y no todos los casos de LLC están relacionados con infecciones.
  5. Sistema Inmunológico Debilitado:
    • Personas con sistemas inmunológicos debilitados pueden tener un mayor riesgo de desarrollar LLC.

Es importante destacar que, aunque estos factores pueden estar asociados con un mayor riesgo, la mayoría de las personas diagnosticadas con LLC no tienen factores de riesgo conocidos. Además, tener uno o más factores de riesgo no garantiza que una persona desarrollará la enfermedad.

Manifestaciones clínicas

Las manifestaciones clínicas de la leucemia linfocítica crónica (LLC) pueden variar significativamente entre los pacientes, y la enfermedad a menudo progresa lentamente, sin causar síntomas evidentes en las etapas iniciales. A medida que la enfermedad avanza, pueden desarrollarse varios signos y síntomas. Algunas de las manifestaciones clínicas comunes de la LLC incluyen:

  1. Fatiga:
    • La fatiga persistente es uno de los síntomas más comunes y puede deberse a la anemia, que es una reducción en la cantidad de glóbulos rojos en la sangre.
  2. Aumento de los Ganglios Linfáticos:
    • Los ganglios linfáticos pueden agrandarse, especialmente en el cuello, las axilas y la ingle. Estos ganglios pueden ser indoloros.
  3. Esplenomegalia:
    • Aumento del tamaño del bazo, lo que puede causar una sensación de plenitud en el abdomen o molestias.
  4. Hepatomegalia:
    • En algunos casos, puede haber un aumento del tamaño del hígado.
  5. Pérdida de Peso No Intencionada:
    • Pérdida de peso inexplicada y no intencionada.
  6. Sudoración Nocturna Excesiva:
    • Sudoración profusa durante la noche sin una causa aparente.
  7. Infecciones Recurrentes:
    • Debido a la disminución de la función del sistema inmunológico, las personas con LLC pueden ser más propensas a infecciones recurrentes.
  8. Anemia:
    • La disminución en la cantidad de glóbulos rojos puede llevar a síntomas de anemia, como debilidad, palidez y falta de aire.
  9. Trombocitopenia:
    • Reducción en el número de plaquetas, lo que puede aumentar el riesgo de hematomas y sangrado.
  10. Dolor Óseo o Articular:
    • Algunas personas pueden experimentar dolor en los huesos o las articulaciones.

Es importante destacar que no todas las personas con LLC experimentarán los mismos síntomas, y algunos pueden no tener síntomas en las etapas iniciales de la enfermedad. Además, la LLC es conocida por su curso clínico heterogéneo, y algunas personas pueden vivir con la enfermedad durante muchos años sin requerir tratamiento activo.

Tratamiento

El tratamiento de la leucemia linfocítica crónica (LLC) se determina individualmente según varios factores, como la progresión de la enfermedad, la presencia de síntomas, la carga de células leucémicas, la edad y la salud general del paciente. Es importante destacar que, debido a la naturaleza indolente de la LLC, no todos los pacientes requieren tratamiento inmediato después del diagnóstico. El enfoque de “esperar y observar” es a menudo aplicado en las etapas iniciales de la enfermedad.

Cuando se decide iniciar el tratamiento, las opciones pueden incluir:

  1. Quimioterapia:
    • Aunque la quimioterapia tradicional ha sido utilizada en el pasado, su uso ha disminuido con el tiempo debido a la disponibilidad de terapias más específicas y mejor toleradas. Sin embargo, en algunos casos, la quimioterapia puede seguir siendo una opción, especialmente en combinación con otros tratamientos.
  2. Inhibidores de la Tirosina Quinasa (ITK):
    • Medicamentos como ibrutinib, acalabrutinib, y venetoclax son inhibidores de la tirosina quinasa que se han convertido en opciones de tratamiento de primera línea y han demostrado ser altamente efectivos. Estos medicamentos interfieren con las señales de las células leucémicas, ayudando a controlar la enfermedad.
  3. Inmunoterapia:
    • Terapias dirigidas al sistema inmunológico, como el anticuerpo monoclonal rituximab, pueden ser utilizadas para ayudar al sistema inmunológico a reconocer y destruir las células leucémicas.
  4. Agentes Quimioterapéuticos más Nuevos:
    • Agentes más recientes, como obinutuzumab y idelalisib, también pueden formar parte del tratamiento, ya sea solos o en combinación con otros medicamentos.
  5. Corticosteroides:
    • En algunos casos, los corticosteroides pueden utilizarse para controlar los síntomas, especialmente cuando hay inflamación significativa de los ganglios linfáticos.
  6. Trasplante de Médula Ósea:
    • El trasplante de médula ósea puede ser una opción para algunos pacientes más jóvenes y en situaciones específicas, especialmente si la enfermedad progresa rápidamente o no responde a otros tratamientos. Sin embargo, debido a los riesgos asociados con el trasplante, se reserva para casos seleccionados.

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