Características de la vía intraósea

La vía intraósea es un método de administración de medicamentos, fluidos o sangre directamente en la médula ósea a través de una aguja especialmente diseñada. Aunque la vía intravenosa no es la ruta más comúnmente utilizada para la administración de líquidos y medicamentos en situaciones de emergencia, la vía intraósea se considera una alternativa rápida y efectiva cuando no se puede acceder a una vena adecuada.

La médula ósea es una fuente rica en vasos sanguíneos y permite una rápida absorción de medicamentos y fluidos en la circulación sistémica. La vía intraósea es particularmente útil en situaciones de emergencia, como paros cardíacos, traumas graves o shock hipovolémico, donde el acceso intravenoso puede ser difícil o imposible de lograr rápidamente.

Para administrar medicamentos o fluidos a través de la vía intraósea, se utiliza una aguja especial que se inserta directamente en la cavidad medular del hueso, generalmente en el hueso tibial proximal (justo debajo de la rodilla) o el hueso humeral proximal (justo debajo del hombro). Se deben usar agujas especialmente diseñadas para este propósito, que tienen una longitud y calibre adecuados para penetrar la cortical ósea y llegar a la médula ósea.

Una vez que se establece la vía intraósea, se puede administrar fluidos intravenosos, medicamentos o transfusiones sanguíneas según sea necesario. La vía intraósea es una técnica segura y efectiva cuando se realiza correctamente, y se considera equivalente a la administración intravenosa en términos de absorción de medicamentos y fluidos.

Es importante que los profesionales de la salud estén capacitados en la técnica de la vía intraósea y tengan experiencia en su uso en situaciones de emergencia. Además, se deben seguir protocolos específicos y se debe prestar atención a la esterilización y al manejo adecuado de los equipos para evitar complicaciones.

Indicaciones de la vía intraósea:

  1. Acceso vascular de emergencia: Cuando el acceso intravenoso es difícil o imposible de obtener rápidamente en situaciones críticas, como paros cardíacos, trauma grave, shock hipovolémico o reanimación neonatal.
  2. Administración de medicamentos y fluidos: Para administrar rápidamente medicamentos, fluidos intravenosos o transfusiones sanguíneas en situaciones de emergencia.

Procedimiento:

  1. Selección del sitio de inserción: Los sitios comunes de inserción para la vía intraósea son el hueso tibial proximal y el hueso humeral proximal. Se elige un sitio que esté libre de fracturas o lesiones óseas significativas.
  2. Preparación del sitio: Se realiza una preparación aséptica del sitio de inserción. Se puede aplicar anestesia local para reducir el dolor.
  3. Inserción de la aguja: Se inserta la aguja intraósea en un ángulo de aproximadamente 90 grados con respecto al hueso. Se aplica presión y se gira ligeramente hasta que se sienta una “pérdida de resistencia”, indicando que la aguja ha penetrado la cortical ósea y ha ingresado en la médula ósea.
  4. Confirmación de la posición: Se verifica la posición correcta de la aguja mediante la aspiración de médula ósea o la infusión de una pequeña cantidad de solución salina. Se pueden realizar radiografías para confirmar la colocación adecuada de la aguja.
  5. Fijación de la aguja: Una vez confirmada la posición adecuada de la aguja, se fija en su lugar para evitar su desplazamiento accidental.

Consideraciones:

  1. Equipo especializado: Se utilizan agujas intraóseas diseñadas específicamente para este propósito, con longitudes y calibres adecuados para la edad y el tamaño del paciente.
  2. Capacidad de flujo: La vía intraósea permite un flujo rápido de líquidos y medicamentos a la circulación sistémica, similar al acceso intravenoso.
  3. Seguridad: La vía intraósea es una técnica segura y efectiva cuando se realiza correctamente. Se deben seguir protocolos específicos y capacitación adecuada para minimizar el riesgo de complicaciones.
  4. Remoción y cuidado posterior: Una vez estabilizado el paciente o se logra el acceso intravenoso, la aguja intraósea puede ser retirada. Se debe aplicar presión en el sitio de inserción para controlar el sangrado y se deben tomar medidas para prevenir la infección.

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