El lavado de manos es una medida crucial para prevenir la propagación de infecciones en entornos médicos y de atención sanitaria. A continuación, se presenta un protocolo general para el lavado de manos, siguiendo las pautas estándar. Es importante tener en cuenta que las políticas específicas pueden variar según las instituciones de salud, y siempre se deben seguir las instrucciones y procedimientos locales.
Protocolo de lavado de manos:
- Retirar joyas y relojes: Antes de comenzar el proceso de lavado de manos, es importante quitarse todas las joyas y relojes, ya que pueden albergar microorganismos.
- Abrir el grifo: Utilizar papel toalla o el codo para abrir el grifo, evitando tocarlo directamente con las manos recién lavadas.
- Humedecer las manos: Mojar las manos completamente con agua tibia.
- Aplicar jabón: Aplicar suficiente cantidad de jabón en las manos. Preferiblemente, utilizar un jabón antiséptico o antimicrobiano.
- Frotar las manos: Frotar las manos vigorosamente durante al menos 20 segundos. Prestar especial atención a las áreas entre los dedos, las uñas y las muñecas. También se debe incluir la parte superior de las manos y los pulgares.
- Enjuagar con agua: Enjuagar las manos bajo agua corriente para eliminar el jabón.
- Secar las manos: Secar las manos con toallas de papel desechables o un secador de aire. Evitar tocar las superficies con las manos recién secas.
- Cerrar el grifo: Utilizar papel toalla o el codo para cerrar el grifo y evitar el contacto directo con las manos recién lavadas.
Es fundamental seguir este protocolo de lavado de manos de manera consistente, especialmente antes y después de cualquier procedimiento médico, contacto con pacientes o manipulación de dispositivos médicos. Además, si se dispone de solución hidroalcohólica, puede ser utilizada como alternativa al lavado de manos en situaciones específicas.
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