Ictus aterotrombótico: causas, síntomas y tratamiento

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El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV), es una condición médica grave que ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe, ya sea debido a un coágulo sanguíneo (trombosis), una obstrucción de una arteria (aterosclerosis) o la ruptura de un vaso sanguíneo (hemorragia). Cuando se habla de un ictus aterotrombótico, se hace referencia específicamente a un tipo de ictus causado por una combinación de aterosclerosis y trombosis.

Suelen tratarse de infartos de mediano o gran tamaño, causados por la oclusión de arterias de mediano o gran calibre, tanto intra como extracraneales.

Causas de ictus aterotrombótico

El ictus aterotrombótico, como su nombre lo sugiere, es causado por una combinación de aterosclerosis y trombosis.

  1. Aterosclerosis: La aterosclerosis es una enfermedad en la que se acumulan depósitos de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias, formando placas. Estas placas pueden volverse más grandes con el tiempo y estrechar las arterias, reduciendo así el flujo sanguíneo. Cuando la aterosclerosis afecta a las arterias que irrigan el cerebro, puede aumentar el riesgo de ictus.
  2. Trombosis: La trombosis se refiere a la formación de un coágulo sanguíneo (trombo) en una arteria o vena. En el caso del ictus aterotrombótico, el coágulo se forma en una arteria cerebral previamente estrechada por la aterosclerosis. Este coágulo puede bloquear completamente el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro, causando un ictus isquémico.
  3. Factores de riesgo vascular: Además de la aterosclerosis y la trombosis, existen varios factores de riesgo vascular que pueden predisponer a una persona a sufrir un ictus aterotrombótico. Estos incluyen la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, el colesterol alto, la obesidad, la falta de ejercicio y una dieta poco saludable. Estos factores pueden contribuir al desarrollo de la aterosclerosis y aumentar la probabilidad de formación de coágulos sanguíneos.
  4. Enfermedad arterial previa: Las personas con antecedentes de enfermedad arterial, como enfermedad coronaria o enfermedad arterial periférica, tienen un mayor riesgo de desarrollar aterosclerosis en las arterias cerebrales, lo que aumenta el riesgo de ictus aterotrombótico.

En resumen, el ictus aterotrombótico es causado por la combinación de aterosclerosis y trombosis en las arterias cerebrales, a menudo asociadas con factores de riesgo vascular y enfermedad arterial previa.

Signos y síntomas

Los signos y síntomas de un ictus aterotrombótico pueden variar dependiendo de la ubicación y la extensión del bloqueo en el flujo sanguíneo hacia el cerebro. Los síntomas típicos de un ictus pueden manifestarse de repente y pueden incluir:

  1. Entumecimiento o debilidad facial, de un brazo o de una pierna, especialmente en un lado del cuerpo: Esto puede manifestarse como una caída repentina de un lado de la cara, dificultad para levantar un brazo o debilidad en una pierna.
  2. Dificultad para hablar o comprender el lenguaje: Esto puede incluir confusión repentina, dificultad para articular palabras o frases, o problemas para entender lo que otras personas están diciendo.
  3. Pérdida de visión repentina en uno o ambos ojos: Esto puede manifestarse como visión borrosa, pérdida de visión en un ojo o visión doble.
  4. Dolor de cabeza repentino y severo: A menudo, este tipo de dolor de cabeza se describe como el peor que la persona haya experimentado en su vida, y puede estar acompañado de otros síntomas neurológicos.
  5. Dificultad para caminar, pérdida de equilibrio o coordinación: Esto puede manifestarse como mareos intensos, falta de equilibrio, o problemas para coordinar los movimientos al caminar.

Es importante destacar que estos síntomas pueden variar en severidad y presentación.

Complicaciones

Las complicaciones del ictus aterotrombótico pueden ser diversas y pueden afectar tanto la salud física como la calidad de vida a largo plazo de la persona afectada. Algunas de las complicaciones más comunes incluyen:

  1. Discapacidad física: Dependiendo del área del cerebro afectada por el ictus, la persona puede experimentar debilidad muscular, pérdida de coordinación, dificultad para moverse o parálisis en una parte del cuerpo. Estas discapacidades pueden requerir terapia física intensiva y rehabilitación para recuperar la función motora.
  2. Dificultades en el habla y la comunicación: El ictus aterotrombótico puede afectar las áreas del cerebro responsables del habla y el lenguaje, lo que puede provocar dificultades para hablar, comprender el lenguaje, leer o escribir. La terapia del habla y el lenguaje puede ser necesaria para ayudar a la persona a recuperar estas habilidades.
  3. Problemas cognitivos: Algunas personas pueden experimentar dificultades con la memoria, la atención, la concentración, el razonamiento y otras funciones cognitivas después de un ictus. Esto puede afectar su capacidad para realizar tareas cotidianas y participar en actividades sociales y laborales.
  4. Problemas emocionales y psicológicos: El ictus puede provocar cambios en el estado de ánimo, como depresión, ansiedad, irritabilidad, cambios de personalidad o problemas emocionales. El ajuste a la discapacidad y los cambios en la vida cotidiana pueden ser difíciles y pueden requerir apoyo emocional y psicológico.
  5. Complicaciones médicas: El ictus aterotrombótico también puede aumentar el riesgo de desarrollar otras complicaciones médicas, como trombosis venosa profunda, embolia pulmonar, neumonía, infecciones del tracto urinario, problemas cardíacos o problemas de deglución.
  6. Recurrencia del ictus: Las personas que han tenido un ictus aterotrombótico tienen un mayor riesgo de sufrir otro episodio en el futuro. Por lo tanto, es crucial controlar los factores de riesgo vascular, seguir el tratamiento médico recomendado y realizar cambios en el estilo de vida para reducir el riesgo de recurrencia.

Tratamiento del ictus aterotrombótico

El tratamiento del ictus aterotrombótico se centra en restaurar el flujo sanguíneo al cerebro lo antes posible para minimizar el daño cerebral y prevenir complicaciones a largo plazo. El tratamiento puede variar según la gravedad del ictus, la causa subyacente y la salud general del paciente.

  1. Terapia de reperfusión: Este tipo de terapia se centra en restablecer el flujo sanguíneo al área del cerebro afectada lo más rápido posible. Puede incluir la administración de un medicamento trombolítico, como el activador del plasminógeno tisular (tPA), que disuelve el coágulo sanguíneo y restaura el flujo sanguíneo. Otra opción es la trombectomía mecánica, un procedimiento en el que se utiliza un dispositivo para retirar el coágulo de la arteria afectada.
  2. Control de la presión arterial y otros factores de riesgo: Es importante controlar la presión arterial y otros factores de riesgo vascular, como el colesterol alto, la diabetes y el tabaquismo, para prevenir la recurrencia del ictus y reducir el riesgo de complicaciones adicionales.
  3. Medicamentos antitrombóticos: Después de un ictus aterotrombótico, es posible que se receten medicamentos antitrombóticos, como antiplaquetarios o anticoagulantes, para prevenir la formación de nuevos coágulos sanguíneos y reducir el riesgo de futuros episodios de ictus.
  4. Rehabilitación: La rehabilitación es una parte importante del tratamiento del ictus aterotrombótico y puede incluir terapia física, terapia ocupacional, terapia del habla y la comunicación, y terapia psicológica. Estos programas de rehabilitación ayudan a mejorar la función motora, cognitiva y emocional, y pueden ayudar a la persona a recuperar la independencia y la calidad de vida.
  5. Cuidados posteriores y seguimiento: Después del alta del hospital, es crucial que la persona afectada por un ictus aterotrombótico reciba cuidados posteriores y seguimiento regular con su equipo médico. Esto puede incluir visitas de seguimiento con un neurólogo, controles de la presión arterial, pruebas de laboratorio y ajustes en la medicación según sea necesario.
  6. Educación y apoyo: Proporcionar educación sobre el ictus, sus causas, síntomas y factores de riesgo, así como ofrecer apoyo emocional y recursos para ayudar a la persona y a su familia a adaptarse a los cambios en la vida cotidiana después de un ictus, son componentes importantes del tratamiento integral.

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