Acalasia esofágica: causas, síntomas y tratamiento

La acalasia esofágica es un trastorno del esófago que afecta la capacidad de este órgano para mover los alimentos de manera eficiente desde la garganta hasta el estómago. En condiciones normales, los músculos del esófago se contraen de manera coordinada para empujar los alimentos hacia el estómago, pero en la acalasia, los músculos del esfínter esofágico inferior (LES) no se relajan adecuadamente, lo que dificulta el paso de los alimentos.

Causas

La acalasia esofágica es un trastorno complejo y la causa exacta no siempre es clara. Sin embargo, se cree que está relacionada con una disfunción del sistema nervioso en el esófago. Algunas posibles causas y factores asociados con la acalasia incluyen:

  1. Degeneración de los nervios esofágicos: La teoría más aceptada es que la acalasia es el resultado de una degeneración de los nervios llamados plexo mientérico, que controlan los movimientos peristálticos del esófago y la relajación del esfínter esofágico inferior (LES). Esta degeneración puede deberse a factores autoinmunes, genéticos o infecciosos.
  2. Factores genéticos: Existen evidencias de que la acalasia puede tener un componente genético. Algunos casos de acalasia parecen ocurrir en familias, lo que sugiere una predisposición genética.
  3. Infecciones virales: Algunas infecciones virales, como la infección por el virus del herpes simple, han sido asociadas con la acalasia en algunos casos. Se cree que estas infecciones pueden desencadenar una respuesta autoinmune que afecta los nervios esofágicos.
  4. Trastornos autoinmunes: En algunos casos, la acalasia puede estar asociada con trastornos autoinmunes en los cuales el sistema inmunológico ataca erróneamente las células del cuerpo, incluyendo las del esófago.

Es importante señalar que, aunque estos factores están asociados con la acalasia, no todos los casos siguen el mismo patrón y, en muchos casos, la causa exacta sigue siendo desconocida. La afección puede afectar a personas de cualquier edad, pero generalmente se diagnostica entre los 25 y 60 años de edad. Si alguien experimenta síntomas de acalasia, como dificultad para tragar, regurgitación o pérdida de peso inexplicada, se recomienda buscar atención médica para realizar una evaluación y recibir el tratamiento adecuado.

Diagnóstico

El diagnóstico de la acalasia esofágica generalmente involucra una combinación de evaluación clínica, pruebas y procedimientos. Aquí hay algunas de las herramientas y métodos comunes utilizados para diagnosticar la acalasia:

  1. Historia clínica y examen físico: El médico recopilará información detallada sobre los síntomas del paciente, la duración de los problemas de deglución y otros síntomas relacionados. También se realizará un examen físico para descartar otras condiciones.
  2. Pruebas de imagen:
    • Radiografía de bario: El paciente ingiere un líquido que contiene bario, que es visible en las radiografías. Esto permite visualizar la forma y función del esófago y detectar posibles obstrucciones o problemas de motilidad.
    • Manometría esofágica: Esta prueba mide la presión en diferentes partes del esófago. En la acalasia, se observa una falta de relajación del esfínter esofágico inferior y un fallo en los movimientos peristálticos.
  3. Endoscopia: Se introduce un tubo flexible con una cámara (endoscopio) a través de la garganta para examinar visualmente el interior del esófago. Esto ayuda a descartar otras posibles causas de los síntomas y a evaluar el grado de dilatación del esófago.
  4. Estudio de la videofluoroscopia: En este estudio, se realiza una radiografía en tiempo real mientras el paciente traga líquidos o alimentos que contienen un medio de contraste. Puede ayudar a evaluar la coordinación de la deglución.
  5. Esófago manométrico de alta resolución: Es una versión más avanzada de la manometría esofágica que proporciona imágenes detalladas de la presión en diferentes partes del esófago.

Manifestaciones clínicas

Las manifestaciones clínicas de la acalasia esofágica suelen estar relacionadas con la dificultad para tragar (disfagia) y la regurgitación de alimentos. Los síntomas pueden variar en intensidad de una persona a otra. Algunas de las manifestaciones clínicas más comunes de la acalasia incluyen:

  1. Disfagia: Es el síntoma principal y consiste en la dificultad para tragar alimentos y líquidos. La disfagia en la acalasia es progresiva, lo que significa que tiende a empeorar con el tiempo. Inicialmente, puede afectar principalmente a alimentos sólidos, pero con la progresión de la enfermedad, la disfagia también puede involucrar líquidos.
  2. Regurgitación: Las personas con acalasia pueden experimentar regurgitación, que es la devolución involuntaria de alimentos no digeridos o líquidos desde el estómago hacia la boca. La regurgitación puede ocurrir poco después de comer y puede ser desencadenada por la inclinación o el cambio de posición.
  3. Dolor en el pecho: Algunas personas pueden experimentar dolor o molestias en el pecho, que a veces se confunde con el dolor asociado con problemas cardíacos. Este dolor en el pecho puede estar relacionado con la acumulación de alimentos en el esófago y la presión ejercida sobre él.
  4. Pérdida de peso: Debido a la dificultad para tragar, algunas personas pueden experimentar pérdida de peso no intencionada. La disfagia puede llevar a una disminución en la ingesta de alimentos, lo que contribuye a la pérdida de peso.

Es importante destacar que los síntomas de la acalasia pueden ser similares a los de otras condiciones, como el reflujo gastroesofágico o los trastornos esofágicos motores, por lo que es fundamental buscar atención médica para obtener un diagnóstico preciso.

Tratamiento

El tratamiento de la acalasia esofágica generalmente tiene como objetivo aliviar la obstrucción en el esófago y mejorar la capacidad para tragar. Las opciones de tratamiento pueden incluir intervenciones médicas, endoscópicas o quirúrgicas, y la elección del enfoque depende de varios factores, como la gravedad de los síntomas, la salud general del paciente y las preferencias individuales. Aquí están algunas de las opciones de tratamiento comunes:

  1. Dilatación esofágica (miotomía con balón): En este procedimiento, se introduce un balón inflable en el esfínter esofágico inferior (LES) y se infla para estirar y romper el músculo espástico. Esto ayuda a aliviar la obstrucción y mejora el paso de alimentos. La dilatación esofágica a menudo se realiza durante una endoscopia.
  2. Miotomía laparoscópica: En este procedimiento quirúrgico, se realiza una incisión mínima en la pared abdominal para acceder al esófago y el estómago. Se cortan los músculos espásticos del LES para permitir que los alimentos pasen más fácilmente. La miotomía laparoscópica es una opción eficaz y se asocia con tasas significativas de alivio de los síntomas.
  3. Inyección de toxina botulínica (Botox): En algunos casos, se puede inyectar toxina botulínica en el LES para relajar temporalmente los músculos. Sin embargo, los efectos de la toxina botulínica son temporales y pueden requerir repetición del procedimiento.
  4. Tratamiento farmacológico: Se pueden recetar medicamentos para relajar el LES y mejorar la motilidad esofágica. Los medicamentos utilizados incluyen nitratos y bloqueadores de los canales de calcio. Sin embargo, los resultados pueden ser variables y los efectos secundarios pueden limitar su uso a largo plazo.

Es importante discutir las opciones de tratamiento con un médico, quien evaluará la situación específica de cada paciente y recomendará la mejor opción. La elección del tratamiento dependerá de varios factores, como la gravedad de los síntomas, la edad, la salud general y las preferencias del paciente. En algunos casos, puede ser necesario combinar enfoques para lograr los mejores resultados.

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