NANDA 00094 Riesgo de intolerancia a la actividad

Definición NANDA 00094 Riesgo de intolerancia a la actividad: Susceptible de experimentar una falta de energía fisiológica o psicológica para tolerar o completar las actividades diarias requeridas o deseadas, que puede comprometer la salud.

La etiqueta diagnóstica NANDA 00094, “Riesgo de intolerancia a la actividad”, se refiere a la vulnerabilidad de un individuo a experimentar efectos adversos como resultado de la actividad física o el ejercicio. Este diagnóstico se utiliza para identificar a las personas que pueden estar en riesgo de experimentar complicaciones debido a la actividad física, como aquellas con problemas cardíacos, respiratorios, musculoesqueléticos u otros problemas de salud que puedan limitar su capacidad para participar en actividades físicas sin experimentar efectos adversos.

Algunos factores que pueden contribuir al riesgo de intolerancia a la actividad incluyen:

  1. Enfermedades cardíacas, como insuficiencia cardíaca congestiva o enfermedad coronaria.
  2. Enfermedades respiratorias, como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o asma.
  3. Problemas musculoesqueléticos, como artritis, osteoporosis o lesiones recientes.
  4. Factores de riesgo cardiovascular, como hipertensión arterial o colesterol alto.
  5. Obesidad o sobrepeso.
  6. Edad avanzada.
  7. Inactividad física previa.

El objetivo principal al identificar este diagnóstico es prevenir la aparición de complicaciones al planificar y modificar las actividades físicas de acuerdo con las necesidades y limitaciones individuales del paciente. Algunas intervenciones que pueden ayudar a mitigar el riesgo de intolerancia a la actividad incluyen:

  1. Evaluar cuidadosamente la capacidad funcional del paciente antes de recomendar o iniciar cualquier programa de ejercicio.
  2. Diseñar un plan de ejercicio individualizado que tenga en cuenta las limitaciones y preferencias del paciente, así como sus objetivos de salud.
  3. Proporcionar educación al paciente sobre la importancia de comenzar lentamente y aumentar gradualmente la intensidad y duración del ejercicio.
  4. Supervisar de cerca al paciente durante el ejercicio y estar atento a signos de intolerancia, como fatiga excesiva, dificultad para respirar, dolor en el pecho o mareos.
  5. Adaptar el plan de ejercicio según sea necesario en respuesta a cualquier signo de intolerancia o dificultad para tolerar la actividad.
  6. Colaborar con otros profesionales de la salud, como fisioterapeutas o entrenadores personales, para desarrollar un enfoque integral para el manejo del riesgo de intolerancia a la actividad.

Es importante recordar que la seguridad del paciente es fundamental al abordar el riesgo de intolerancia a la actividad, y cualquier plan de ejercicio debe ser cuidadosamente supervisado y adaptado a las necesidades y capacidades individuales del paciente.

Factores de riesgo

– Desequilibrio entre aporte y demanda de oxígeno
– Estilo de vida sedentario
– Inexeperiencia en una actividad
– Inmovilidad
– Pérdida de la condición física

Población de riesgo

– Antecedentes previos de intolerancia a la actividad

Problemas asociados

– Problemas circulatorios
– Problemas respiratorios

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