Peritonitis: causas, síntomas y tratamiento

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La peritonitis es una inflamación del peritoneo, la membrana serosa que recubre la cavidad abdominal y cubre los órganos intraabdominales. Esta afección es grave y puede ser potencialmente mortal si no se trata de manera adecuada y oportuna. La peritonitis generalmente se presenta como una complicación de otra enfermedad o afección, como apendicitis, perforación intestinal, diverticulitis, pancreatitis, o una infección de órganos intraabdominales.

Causas de peritonitis

La peritonitis generalmente es causada por una infección bacteriana o por la presencia de sustancias irritantes en la cavidad abdominal. Algunas de las causas más comunes de peritonitis incluyen:

  1. Perforación intestinal: Puede ser causada por condiciones como apendicitis, enfermedad de Crohn, úlceras perforadas, diverticulitis, o lesiones traumáticas en el abdomen.
  2. Infecciones abdominales: Infecciones de órganos intraabdominales, como apendicitis o colecistitis, pueden llevar a la peritonitis si no se tratan adecuadamente.
  3. Cirugía abdominal: La peritonitis también puede ocurrir como resultado de una cirugía abdominal, especialmente si hay una fuga de contenido intestinal o infección en la herida quirúrgica.
  4. Ruptura de órganos huecos: La ruptura de órganos huecos, como el estómago o el intestino, puede llevar a la liberación de contenido en la cavidad abdominal y provocar peritonitis.
  5. Pancreatitis: La inflamación del páncreas, conocida como pancreatitis, puede provocar peritonitis si la inflamación se extiende a la cavidad abdominal.
  6. Diálisis peritoneal: En casos raros, la peritonitis puede ocurrir como una complicación de la diálisis peritoneal, un procedimiento utilizado en el tratamiento de la insuficiencia renal.

Signos y síntomas

Los síntomas de la peritonitis pueden variar en gravedad dependiendo de la causa subyacente y de la rapidez con la que se desarrolle la inflamación en la cavidad abdominal. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  1. Dolor abdominal intenso: El dolor es a menudo el síntoma principal y puede ser repentino, agudo y persistente. Puede localizarse en el área afectada inicialmente y luego extenderse a todo el abdomen.
  2. Sensibilidad abdominal: El abdomen suele estar muy sensible al tacto y a la presión. La palpación puede provocar un aumento significativo del dolor.
  3. Distensión abdominal: La hinchazón y la sensación de inflamación en el abdomen son comunes.
  4. Fiebre y escalofríos: La presencia de una infección puede provocar fiebre, sudoración excesiva y escalofríos.
  5. Náuseas y vómitos: Pueden ocurrir debido a la irritación y la inflamación en el abdomen.
  6. Dificultad para defecar o flatulencia: La inflamación puede afectar los movimientos intestinales normales.
  7. Malestar general: Fatiga, debilidad y malestar general pueden acompañar otros síntomas.
  8. Cambio en la frecuencia cardíaca y la presión arterial: En casos graves, puede haber cambios en la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Diagnóstico

El diagnóstico de la peritonitis generalmente se basa en la evaluación clínica de los síntomas y hallazgos físicos, así como en pruebas complementarias.

  1. Historia clínica y examen físico: El médico revisará detalladamente los antecedentes médicos del paciente, incluyendo síntomas, factores de riesgo y posibles eventos precipitantes. Luego, realizará un examen físico centrado en el abdomen para evaluar la sensibilidad, la distensión y otros signos de peritonitis.
  2. Análisis de laboratorio: Se pueden realizar pruebas de sangre para evaluar los niveles de glóbulos blancos (leucocitos), que tienden a aumentar en presencia de infección. Además, los niveles de otros marcadores inflamatorios, como la proteína C reactiva (PCR), pueden ser evaluados.
  3. Análisis de líquido peritoneal: Si hay sospecha de peritonitis, se puede realizar una paracentesis abdominal para obtener una muestra de líquido peritoneal. Este líquido puede analizarse para determinar la presencia de bacterias, células y otros indicadores de inflamación.
  4. Imágenes médicas: Las pruebas de diagnóstico por imágenes, como radiografías, ultrasonido abdominal o tomografía computarizada (TC), pueden ayudar a identificar la causa subyacente de la peritonitis, como perforaciones intestinales, abscesos o inflamación de órganos intraabdominales.
  5. Endoscopia: En algunos casos, se puede utilizar una endoscopia para evaluar directamente la cavidad abdominal y buscar signos de peritonitis.

Tratamiento de la peritonitis

El tratamiento de la peritonitis es una emergencia médica y generalmente implica una combinación de medidas para controlar la infección, aliviar los síntomas y abordar la causa subyacente. A continuación, se describen algunas de las estrategias comunes utilizadas en el tratamiento de la peritonitis:

  1. Hospitalización: Los pacientes con peritonitis generalmente requieren hospitalización para un manejo intensivo y monitoreo continuo.
  2. Antibióticos: Se administran antibióticos de amplio espectro para combatir la infección bacteriana. La elección del antibiótico puede ajustarse según los resultados de los análisis de laboratorio y la respuesta del paciente.
  3. Cirugía: Si la peritonitis es causada por una perforación intestinal, absceso o cualquier otra anormalidad que requiera intervención, la cirugía puede ser necesaria para reparar la causa subyacente y eliminar el material infectado o irritante de la cavidad abdominal.
  4. Analgesia: Se pueden administrar medicamentos para el dolor para aliviar el malestar abdominal.
  5. Soporte nutricional: En algunos casos, especialmente si hay dificultades para la alimentación oral, se puede proporcionar soporte nutricional intravenoso.
  6. Control de otros síntomas: Se abordan otros síntomas, como la fiebre y la deshidratación, mediante la administración de líquidos intravenosos y medicamentos según sea necesario.
  7. Monitoreo: Se realiza un monitoreo continuo para evaluar la respuesta al tratamiento y detectar posibles complicaciones.

La clave del tratamiento de la peritonitis es la prontitud. La demora en el tratamiento puede llevar a complicaciones graves, como shock séptico, fallo multiorgánico y hasta la muerte.

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