Otomicosis (hongos en el oído): causas, síntomas y tratamiento

La otomicosis es una infección fúngica del oído externo, que es la parte del oído que se encuentra fuera del tímpano. Esta afección generalmente involucra la presencia de hongos, como el género Aspergillus o Candida, en el conducto auditivo externo. La otomicosis puede afectar tanto a adultos como a niños y puede ser causada por diversos factores, como la humedad persistente en el oído, lesiones en el conducto auditivo o el uso frecuente de hisopos de algodón.

Causas de otomicosis

La otomicosis es una infección del conducto auditivo externo causada por hongos. Las causas de la otomicosis pueden incluir una combinación de factores ambientales, de salud y comportamentales que crean un entorno propicio para el crecimiento de hongos en el oído. Algunas de las causas más comunes incluyen:

  1. Exposición a la humedad: La humedad en el conducto auditivo externo puede proporcionar un ambiente ideal para el crecimiento de hongos. Esto puede ocurrir por diversas razones, como nadar en piscinas, bañarse en aguas no tratadas, ducharse o incluso la humedad ambiental en climas húmedos.
  2. Lesiones o traumatismos en el conducto auditivo: Lesiones en el conducto auditivo, como arañazos, abrasiones o irritaciones causadas por el uso de objetos extraños en el oído (como hisopos de algodón u otros objetos punzantes), pueden dañar la piel y crear una entrada para los hongos.
  3. Uso excesivo de antibióticos o corticosteroides tópicos: El uso prolongado o excesivo de gotas óticas que contienen antibióticos o corticosteroides puede alterar el equilibrio normal de la flora bacteriana y fúngica en el conducto auditivo, lo que puede favorecer el crecimiento de hongos.
  4. Factores ambientales: El clima cálido y húmedo, así como la exposición a ambientes contaminados o con polvo, pueden aumentar el riesgo de desarrollar otomicosis al proporcionar un ambiente favorable para el crecimiento de hongos.
  5. Condiciones médicas subyacentes: Algunas condiciones médicas, como la diabetes, el uso de audífonos u otros dispositivos auditivos, la dermatitis seborreica u otras enfermedades de la piel, pueden aumentar el riesgo de desarrollar otomicosis al comprometer la integridad de la piel del conducto auditivo externo o alterar el sistema inmunológico.
  6. Uso de tapones para los oídos: El uso prolongado de tapones para los oídos, especialmente si no se limpian o desinfectan adecuadamente, puede crear un ambiente cálido y húmedo que favorece el crecimiento de hongos.

Síntomas comunes de otomicosis:

Los síntomas de la otomicosis pueden variar según la gravedad de la infección y la cantidad de hongos presentes en el conducto auditivo externo. Algunos de los síntomas más comunes de la otomicosis incluyen:

  1. Picazón (prurito) en el oído: La picazón intensa en el conducto auditivo externo es uno de los síntomas más característicos de la otomicosis. Puede ser persistente y dificultar el sueño o la concentración.
  2. Dolor de oído (otalgia): El dolor de oído es otro síntoma común de la otomicosis. El dolor puede ser leve a moderado y puede empeorar al masticar o al mover la mandíbula.
  3. Sensación de plenitud o taponamiento: Algunas personas pueden experimentar una sensación de plenitud o taponamiento en el oído afectado, similar a la sensación de tener agua atrapada en el oído después de nadar.
  4. Secreción del oído (otorrea): En casos más avanzados de otomicosis, puede ocurrir una secreción del oído que puede ser blanca, amarillenta, verdosa o incluso sanguinolenta. Esta secreción puede tener un olor desagradable.
  5. Pérdida auditiva: La otomicosis puede causar una leve pérdida auditiva temporal debido a la obstrucción del conducto auditivo externo con secreción o material fúngico.
  6. Sensación de mareo o vértigo: En casos raros, la otomicosis puede causar sensación de mareo o vértigo, especialmente si la infección afecta el equilibrio del oído interno.

Tratamiento

  1. Limpieza del oído: El primer paso en el tratamiento de la otomicosis es limpiar el conducto auditivo externo para eliminar el exceso de secreción, detritus y material fúngico. Esto puede realizarse mediante irrigación del oído con soluciones de agua y peróxido de hidrógeno o mediante succión por un profesional de la salud.
  2. Gotas óticas antifúngicas: Se pueden recetar gotas óticas antifúngicas para eliminar el hongo y tratar la infección. Estas gotas pueden contener medicamentos antifúngicos como clotrimazol, nistatina, ácido acético, ácido bórico o fluconazol. Es importante seguir las instrucciones del médico y completar el curso completo de tratamiento.
  3. Gotas óticas con corticosteroides: En casos de otomicosis con inflamación significativa o dolor, el médico puede recetar gotas óticas que contengan corticosteroides para reducir la inflamación y aliviar los síntomas.
  4. Antibióticos tópicos: En algunos casos, especialmente si hay signos de infección bacteriana secundaria, el médico puede recetar gotas óticas que contengan antibióticos para tratar la infección bacteriana junto con el tratamiento antifúngico.
  5. Analgesia: Los analgésicos de venta libre, como el paracetamol (acetaminofeno) o los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como el ibuprofeno, pueden ayudar a aliviar el dolor y la incomodidad asociados con la otomicosis.
  6. Medicamentos antihistamínicos: Si hay una reacción alérgica asociada con la otomicosis, el médico puede recetar medicamentos antihistamínicos para aliviar la picazón y la inflamación.
  7. Medidas preventivas: Después del tratamiento, se pueden recomendar medidas preventivas para reducir el riesgo de recurrencia de la otomicosis, como evitar la exposición al agua o la humedad en el oído, mantener una buena higiene del oído y evitar el uso de hisopos de algodón u otros objetos punzantes en el oído.

Es fundamental evitar la introducción de objetos extraños en el canal auditivo y mantener una buena higiene para prevenir la otomicosis. Además, evitar la exposición prolongada al agua en el oído y secar completamente los oídos después de nadar o bañarse puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar esta infección fúngica.

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