La espondilitis anquilosante (EA) es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente las articulaciones sacroilíacas y la columna vertebral, pero también puede tener manifestaciones extraarticulares en diferentes sistemas del cuerpo. Algunas de las manifestaciones extraarticulares más comunes de la espondilitis anquilosante incluyen:
Ojo (Manifestaciones Oculares):
Uveítis Anterior: La uveítis es una inflamación del ojo que afecta la capa intermedia del ojo, llamada úvea. La uveítis anterior es la forma más común de manifestación ocular en la espondilitis anquilosante y puede causar enrojecimiento, dolor ocular, sensibilidad a la luz y visión borrosa.
Piel (Manifestaciones Cutáneas):
Psoriasis: Algunos pacientes con espondilitis anquilosante también pueden desarrollar psoriasis, una enfermedad de la piel caracterizada por parches de piel roja, inflamada y con escamas.
Dactilitis: La dactilitis, también conocida como “dedo en salchicha”, es la inflamación de un dedo o un dedo del pie. Puede afectar a personas con espondilitis anquilosante.
Sistema Cardiovascular:
Enfermedad Cardiovascular: Las personas con espondilitis anquilosante pueden tener un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como enfermedad cardíaca coronaria y enfermedad arterial periférica.
Sistema Gastrointestinal:
Colitis y Enfermedad de Crohn: Algunas personas con espondilitis anquilosante pueden desarrollar enfermedades inflamatorias del intestino, como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.
Sistema Nervioso:
Neuropatía Periférica: En algunos casos, la espondilitis anquilosante puede estar asociada con neuropatía periférica, que implica daño a los nervios fuera del cerebro y la médula espinal.
Sistema Respiratorio:
Fibrosis Pulmonar: En raras ocasiones, la espondilitis anquilosante puede estar asociada con la fibrosis pulmonar, una condición en la que el tejido pulmonar se vuelve más grueso y cicatrizado.
Sistema Renal:
Amiloidosis: Aunque es poco común, la amiloidosis, una acumulación anormal de proteínas llamadas amiloides, puede afectar a los riñones en personas con espondilitis anquilosante.
Es importante destacar que no todos los pacientes con espondilitis anquilosante experimentarán estas manifestaciones extraarticulares, y la gravedad de estas puede variar ampliamente. El manejo integral de la espondilitis anquilosante suele requerir la colaboración entre reumatólogos y otros especialistas según las necesidades individuales del paciente. La detección temprana y el tratamiento adecuado son fundamentales para mejorar la calidad de vida y prevenir complicaciones a largo plazo.