Anorexia nerviosa: causas, síntomas y tratamiento

La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria caracterizado por una preocupación extrema por el peso corporal y la imagen corporal, lo que conduce a una restricción severa de la ingesta de alimentos y una obsesión por mantener un peso corporal bajo, incluso cuando la persona está significativamente por debajo de un peso saludable. Este trastorno también implica una distorsión de la percepción del propio cuerpo y una intensa preocupación por la forma y el tamaño corporal.

Causas de anorexia nerviosa

La anorexia nerviosa es un trastorno multifactorial, lo que significa que su desarrollo generalmente es el resultado de la interacción de varios factores biológicos, psicológicos y sociales. Algunas de las posibles causas y factores de riesgo asociados con la anorexia nerviosa incluyen:

  • Factores genéticos y biológicos: Existe evidencia de que la anorexia nerviosa puede tener un componente genético, ya que las personas con antecedentes familiares de trastornos alimentarios tienen un mayor riesgo de desarrollar el trastorno. Además, se ha observado que ciertos desequilibrios químicos en el cerebro, como niveles alterados de neurotransmisores como la serotonina, pueden desempeñar un papel en el desarrollo y la perpetuación de la anorexia nerviosa.
  • Factores psicológicos: Los trastornos alimentarios, incluida la anorexia nerviosa, están estrechamente relacionados con problemas psicológicos y emocionales, como baja autoestima, perfeccionismo extremo, dificultades para regular las emociones, ansiedad, depresión, trastornos de ansiedad y dificultades en la resolución de problemas. Estos factores pueden contribuir a la aparición del trastorno y pueden mantenerlo una vez que se ha desarrollado.
  • Presión social y cultural: La cultura occidental, que promueve la delgadez como un ideal de belleza, puede ejercer una presión significativa sobre las personas, especialmente las mujeres jóvenes, para que se ajusten a un estándar irrealista de delgadez. Las influencias de los medios de comunicación, la publicidad y las redes sociales pueden contribuir a la percepción distorsionada de la imagen corporal y alimentar la insatisfacción corporal y la búsqueda obsesiva de la delgadez.
  • Experiencias traumáticas o estresantes: Experiencias traumáticas, como abuso físico, emocional o sexual, pueden aumentar el riesgo de desarrollar trastornos alimentarios como la anorexia nerviosa. El estrés crónico, los cambios importantes en la vida, como la transición a la adolescencia o la edad adulta, la presión académica o laboral, y los eventos estresantes pueden desencadenar o exacerbar los síntomas de la anorexia nerviosa en personas vulnerables.
  • Factores familiares y ambientales: La dinámica familiar disfuncional, como la sobreprotección, el conflicto familiar, la crítica constante o la presión para alcanzar estándares poco realistas, pueden contribuir al desarrollo de la anorexia nerviosa. Además, ciertos comportamientos parentales, como dietas restrictivas, comentarios negativos sobre el peso o la apariencia, y la falta de apoyo emocional, pueden influir en la relación de una persona con la comida y el cuerpo.

Es importante destacar que la anorexia nerviosa es un trastorno complejo y que la interacción de múltiples factores puede influir en su desarrollo. Además, la combinación de factores de riesgo específicos puede variar de una persona a otra, lo que hace que el desarrollo de la anorexia nerviosa sea único para cada individuo.

Manifestaciones clínicas

Las manifestaciones clínicas de la anorexia nerviosa pueden variar según la gravedad del trastorno y las características individuales de cada persona. A continuación, se enumeran algunos de los signos y síntomas comunes asociados con la anorexia nerviosa:

  • Pérdida de peso significativa: Una característica distintiva de la anorexia nerviosa es la pérdida de peso extrema, a menudo hasta alcanzar un peso corporal peligrosamente bajo o por debajo del peso mínimo saludable para la edad y la altura de la persona. Esta pérdida de peso puede ser rápida e intensa, y la persona puede negarse a reconocer la gravedad de su bajo peso.
  • Restricción de la ingesta de alimentos: Las personas con anorexia nerviosa suelen restringir severamente la cantidad de alimentos que consumen y pueden evitar ciertos grupos de alimentos considerados como “engordantes” o “poco saludables”. Pueden seguir dietas extremadamente bajas en calorías, contar obsesivamente las calorías de los alimentos o hacer ayunos prolongados.
  • Preocupación extrema por la alimentación y el peso corporal: Las personas con anorexia nerviosa tienen una obsesión constante por el peso corporal y la imagen corporal. Pueden pasar mucho tiempo pensando en la comida, planeando comidas meticulosamente, pesándose con frecuencia o mirándose en el espejo de manera excesiva.
  • Distorsión de la imagen corporal: A pesar de estar significativamente delgadas, las personas con anorexia nerviosa pueden tener una percepción distorsionada de su propio cuerpo y verse a sí mismas como sobrepeso o tener miedo de ganar peso. Esta distorsión de la imagen corporal puede persistir incluso cuando otras personas expresan preocupación por su delgadez extrema.
  • Síntomas físicos: La anorexia nerviosa puede causar una variedad de síntomas físicos debido a la malnutrición y la falta de nutrientes. Estos pueden incluir fatiga, debilidad muscular, mareos, desmayos, intolerancia al frío, pérdida del cabello, piel seca, uñas frágiles, estreñimiento, hinchazón abdominal, amenorrea (ausencia de menstruación en mujeres) y crecimiento del vello corporal fino (lanugo) en áreas como el rostro y el tronco.
  • Cambios emocionales y cognitivos: La anorexia nerviosa puede afectar el estado de ánimo, el pensamiento y la concentración. Las personas pueden experimentar irritabilidad, depresión, ansiedad, aislamiento social, perfeccionismo extremo, baja autoestima, sentimientos de culpa relacionados con la alimentación y preocupación por el control de su peso y apariencia.
  • Complicaciones médicas: La anorexia nerviosa puede tener graves consecuencias médicas, como trastornos del ritmo cardíaco, desequilibrios electrolíticos, osteoporosis, problemas gastrointestinales, daño en órganos vitales como el corazón, el cerebro y los riñones, y en casos graves, puede ser potencialmente mortal.

Diagnóstico

El diagnóstico de la anorexia nerviosa se realiza mediante una evaluación exhaustiva que incluye la historia clínica, un examen físico, la evaluación de los síntomas y la realización de pruebas adicionales para descartar otras condiciones médicas. Los criterios diagnósticos se basan en los criterios establecidos en los manuales diagnósticos, como el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría. Aquí están los criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa según el DSM-5:

  • Restricción de la ingesta de energía que conlleva un peso corporal significativamente bajo en relación con la edad, el sexo, el desarrollo físico y la salud física:
    • La persona no mantiene un peso corporal mínimo normal para su edad y altura (según el 5º percentil o menos en el caso de los niños y adolescentes, o un índice de masa corporal [IMC] de 17.5 kg/m² o menos en adultos).
    • La pérdida de peso se logra mediante la restricción de la ingesta de alimentos, el aumento de la actividad física o el uso de otros métodos para reducir el peso (como el uso de laxantes, diuréticos o vómitos).
  • Miedo intenso a ganar peso o volverse gordo, a pesar de estar por debajo del peso normal.
  • Alteración en la forma en que se experimenta el peso corporal o la imagen corporal, exageración de la importancia del peso o la forma corporal en la autoevaluación, o negación del peligro del bajo peso corporal.
  • En mujeres posmenárquicas, ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos (amenorrea).

El diagnóstico de la anorexia nerviosa también implica descartar otras condiciones médicas que puedan estar contribuyendo a los síntomas, como trastornos endocrinos, gastrointestinales o metabólicos. Además, se puede realizar una evaluación psiquiátrica para identificar otros trastornos mentales coexistentes, como la depresión, la ansiedad o los trastornos de la personalidad.

Es importante destacar que el diagnóstico de la anorexia nerviosa es complejo y debe ser realizado por un profesional de la salud con experiencia en trastornos de la alimentación.

Tratamiento de la anorexia nerviosa

El tratamiento de la anorexia nerviosa generalmente requiere un enfoque multidisciplinario que aborde tanto los aspectos físicos como los psicológicos del trastorno. El objetivo principal del tratamiento es restaurar un peso corporal saludable, abordar los síntomas físicos y psicológicos asociados, promover cambios en la conducta alimentaria y fomentar la recuperación completa del paciente.

  • Evaluación médica y estabilización física: El tratamiento comienza con una evaluación médica completa para evaluar el estado de salud general del paciente, identificar cualquier complicación médica y determinar la necesidad de hospitalización o tratamiento ambulatorio. En casos de desnutrición grave o complicaciones médicas, puede ser necesario hospitalizar al paciente para estabilizar su estado físico y proporcionar atención médica intensiva.
  • Restauración del peso corporal: La restauración del peso corporal es un objetivo fundamental en el tratamiento de la anorexia nerviosa. Esto generalmente se logra mediante la implementación de un plan de alimentación estructurado y supervisado por un dietista o nutricionista especializado en trastornos de la alimentación. El plan de alimentación se adapta a las necesidades individuales del paciente y se centra en aumentar gradualmente la ingesta de alimentos para alcanzar un peso corporal saludable.
  • Terapia psicológica: La terapia psicológica, especialmente la terapia cognitivo-conductual (TCC), es una parte esencial del tratamiento de la anorexia nerviosa. La TCC se enfoca en identificar y cambiar los pensamientos distorsionados y los comportamientos problemáticos asociados con el trastorno, así como en abordar los factores emocionales y psicológicos subyacentes que contribuyen a la enfermedad. Otros enfoques terapéuticos que pueden ser útiles incluyen la terapia interpersonal, la terapia familiar y la terapia de aceptación y compromiso.
  • Apoyo nutricional y educación sobre alimentación saludable: Además de la restauración del peso corporal, es importante educar al paciente y a su familia sobre la nutrición adecuada y promover hábitos alimentarios saludables. Esto puede incluir sesiones de educación nutricional, asesoramiento sobre planificación de comidas y estrategias para superar los miedos y la ansiedad relacionados con la alimentación.
  • Apoyo médico y monitoreo continuo: El paciente con anorexia nerviosa requiere un seguimiento médico regular para monitorear su estado de salud física, supervisar el progreso en la recuperación del peso y detectar cualquier complicación médica. Esto puede implicar consultas con un médico de atención primaria, un endocrinólogo, un cardiólogo u otros especialistas según sea necesario.
  • Tratamiento farmacológico: En algunos casos, se pueden recetar medicamentos para tratar síntomas específicos asociados con la anorexia nerviosa, como la depresión, la ansiedad o los trastornos obsesivo-compulsivos. Sin embargo, los medicamentos no son el tratamiento principal para la anorexia nerviosa y generalmente se utilizan en combinación con la terapia psicológica y el apoyo nutricional.
  • Apoyo continuo y seguimiento a largo plazo: La recuperación de la anorexia nerviosa puede ser un proceso largo y difícil, y es importante que el paciente reciba apoyo continuo y seguimiento a largo plazo incluso después de completar el tratamiento inicial. Esto puede incluir sesiones de terapia de mantenimiento, grupos de apoyo, seguimiento nutricional y médico regular, así como el acceso a recursos comunitarios y servicios de apoyo.

Es importante destacar que el tratamiento de la anorexia nerviosa debe ser adaptado a las necesidades individuales de cada paciente y puede requerir un enfoque personalizado y flexible según la gravedad del trastorno y otros factores clínicos y psicosociales. Además, la participación activa de la familia y otros seres queridos en el proceso de tratamiento puede ser crucial para el éxito a largo plazo.

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