Fascitis necrotizante: causas, síntomas y tratamiento

Índice de contenido

La fascitis necrotizante, también conocida como “fascitis necrosante” o “infección de tejidos blandos”, es una enfermedad grave y potencialmente mortal que afecta a los tejidos blandos del cuerpo. Se caracteriza por una rápida propagación de la infección bacteriana que causa la muerte del tejido y puede llevar a la disfunción de órganos y a la muerte si no se trata rápidamente.

Causas de fascitis necrotizante

La fascitis necrotizante es causada principalmente por bacterias que ingresan al cuerpo a través de una lesión en la piel, como cortes, rasguños, picaduras de insectos o heridas quirúrgicas. Una vez que las bacterias ingresan al cuerpo, se multiplican rápidamente y liberan toxinas que dañan el tejido blando y desencadenan una respuesta inflamatoria grave.

Las bacterias más comúnmente asociadas con la fascitis necrotizante incluyen:

  • Streptococcus pyogenes (estreptococo del grupo A): Esta bacteria es una causa común de infecciones de la piel y de la garganta, pero en casos de fascitis necrotizante puede causar una infección grave y rápida.
  • Staphylococcus aureus: Otra bacteria que puede causar fascitis necrotizante. Puede encontrarse en la piel y en las vías respiratorias superiores de algunas personas sin causar problemas, pero puede causar infecciones graves si entra en el cuerpo a través de una herida.
  • Otros tipos de bacterias: Además de Streptococcus pyogenes y Staphylococcus aureus, otros tipos de bacterias, como Clostridium y Vibrio vulnificus, también pueden causar fascitis necrotizante en ciertos casos.

Es importante tener en cuenta que aunque estas bacterias son las más comunes, la fascitis necrotizante puede ser causada por una variedad de bacterias diferentes, y en algunos casos puede ser una infección polimicrobiana, lo que significa que múltiples tipos de bacterias pueden estar involucradas.

Factores de riesgo

Heridas abiertas o lesiones en la piel: Las bacterias que causan la fascitis necrotizante pueden ingresar al cuerpo a través de cortes, rasguños, quemaduras, picaduras de insectos u otras lesiones en la piel.

Cirugía reciente: Las personas que han tenido cirugías recientes, especialmente aquellas que implican incisiones grandes o complicaciones en la cicatrización de heridas, tienen un mayor riesgo de desarrollar fascitis necrotizante.

Enfermedades subyacentes: Las personas con enfermedades subyacentes que afectan el sistema inmunológico, como la diabetes, la obesidad, el cáncer, la insuficiencia renal o la enfermedad vascular periférica, tienen un mayor riesgo de contraer infecciones graves, incluida la fascitis necrotizante.

Abuso de drogas intravenosas: El uso de drogas intravenosas aumenta el riesgo de infecciones bacterianas graves, incluida la fascitis necrotizante, debido a la introducción de bacterias directamente en el torrente sanguíneo a través de agujas contaminadas.

Consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de infecciones bacterianas graves, incluida la fascitis necrotizante.

Edad avanzada: Las personas mayores pueden tener un mayor riesgo de desarrollar fascitis necrotizante debido a la disminución de la función inmunológica y la presencia de enfermedades crónicas.

Inmunodeficiencia: Las personas con sistemas inmunológicos debilitados, ya sea debido a condiciones médicas como el VIH/SIDA o debido a medicamentos inmunosupresores, tienen un mayor riesgo de contraer infecciones graves, incluida la fascitis necrotizante.

Signos y síntomas

Dolor intenso: El dolor en el área afectada es uno de los síntomas más prominentes. Puede comenzar como un dolor localizado que empeora con el tiempo y puede ser desproporcionado en relación con la apariencia de la piel.

Enrojecimiento de la piel: La piel sobre el área infectada puede volverse enrojecida o violácea. Este enrojecimiento puede extenderse rápidamente a áreas circundantes.

Hinchazón: La hinchazón en el área afectada es común y puede ser significativa.

Calor: La piel sobre el área infectada puede sentirse caliente al tacto debido a la inflamación.

Fiebre: La presencia de fiebre es común en personas con fascitis necrotizante. La fiebre puede ser alta y acompañarse de escalofríos.

Náuseas y vómitos: Algunas personas con fascitis necrotizante pueden experimentar náuseas y vómitos, especialmente si la infección se ha extendido a áreas más profundas del cuerpo.

Ampollas y úlceras: Se pueden formar ampollas llenas de líquido en el área afectada. Estas ampollas pueden romperse fácilmente y pueden estar rodeadas de piel oscura y necrótica.

Signos de shock: En casos graves, la fascitis necrotizante puede causar shock séptico, que se manifiesta con presión arterial baja, pulso rápido, confusión, sudoración profusa y disminución del estado de conciencia.

Diagnóstico

Examen físico: El médico realizará un examen físico minucioso para evaluar los síntomas del paciente, incluyendo el dolor, la inflamación, el enrojecimiento y la presencia de ampollas o áreas de piel necrótica. La velocidad de progresión de los síntomas también es un indicador importante.

Pruebas de laboratorio: Se pueden realizar análisis de sangre para evaluar la presencia de infección, como recuento de glóbulos blancos elevado (leucocitosis) y niveles elevados de marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva (PCR) y la velocidad de sedimentación globular (VSG). También pueden tomarse muestras de tejido o líquido de la zona afectada para cultivo bacteriano, lo que ayuda a identificar el tipo de bacterias causantes de la infección.

Imágenes médicas: Las pruebas de diagnóstico por imágenes, como radiografías, ecografías y tomografías computarizadas (TC), pueden ser útiles para evaluar la extensión y la profundidad de la infección, así como para identificar la presencia de gas en los tejidos, lo que sugiere una infección grave.

Biopsia quirúrgica: En algunos casos, puede ser necesaria una biopsia quirúrgica del tejido afectado para confirmar el diagnóstico y guiar el tratamiento. Durante la biopsia, se extrae una muestra de tejido para su análisis patológico bajo un microscopio.

Tratamiento de la fascitis necrotizante

El tratamiento de la fascitis necrotizante es una emergencia médica y requiere una intervención rápida y agresiva para detener la propagación de la infección y prevenir complicaciones graves. El tratamiento típicamente incluye los siguientes enfoques:

  • Antibióticos intravenosos: Se administran antibióticos de amplio espectro de forma intravenosa para combatir la infección. Estos antibióticos se seleccionan para cubrir una amplia gama de bacterias que podrían estar causando la infección, y luego se ajustan según los resultados de los cultivos bacterianos. Los antibióticos pueden incluir penicilina, clindamicina, vancomicina, y carbapenémicos, entre otros.
  • Cirugía desbridamiento: El tratamiento quirúrgico es fundamental para eliminar el tejido infectado y necrótico. Esto se realiza mediante un procedimiento llamado desbridamiento quirúrgico, donde el cirujano extirpa todo el tejido infectado hasta llegar a tejido sano. En casos graves, puede ser necesario realizar múltiples cirugías de desbridamiento para eliminar toda la infección.
  • Soporte de cuidados intensivos: En casos graves, puede ser necesario proporcionar cuidados intensivos, incluyendo monitorización de signos vitales, soporte respiratorio, manejo del dolor y administración de fluidos intravenosos para estabilizar al paciente. En algunos casos, se puede requerir la administración de medicamentos para mantener la presión arterial y la función renal.
  • Terapia adyuvante: Dependiendo de la gravedad de la infección y de la presencia de complicaciones, pueden ser necesarias terapias adicionales como transfusiones de sangre, terapia con oxígeno hiperbárico (para aumentar la cantidad de oxígeno en los tejidos) o terapia con inmunoglobulinas intravenosas (para modular la respuesta inmunitaria).

Complicaciones

Sepsis: La infección puede propagarse a través del torrente sanguíneo, causando sepsis, una respuesta inflamatoria sistémica grave que puede conducir a la disfunción de múltiples órganos y al shock séptico.

Choque séptico: En casos graves de sepsis, puede desarrollarse shock séptico, una condición potencialmente mortal caracterizada por presión arterial baja, disminución del flujo sanguíneo a los órganos y fallo multiorgánico.

Necrosis tisular extensa: La rápida propagación de la infección puede causar una destrucción extensa del tejido blando, lo que puede requerir múltiples procedimientos quirúrgicos de desbridamiento para eliminar el tejido muerto y prevenir la propagación de la infección.

Amputación: En casos graves donde la infección ha causado daño tisular irreversible o ha comprometido la viabilidad de una extremidad, puede ser necesaria la amputación para salvar la vida del paciente y prevenir la propagación de la infección.

Disfunción orgánica: La fascitis necrotizante puede causar disfunción de órganos como los riñones, el corazón, los pulmones y el hígado debido a la toxicidad bacteriana y a la respuesta inflamatoria sistémica.

Secuelas a largo plazo: Incluso después de superar la infección aguda, los pacientes pueden experimentar secuelas a largo plazo, como cicatrices permanentes, deformidad de tejidos blandos, dolor crónico y discapacidad funcional.

Contenido relacionado

Compartir en facebook
Compartir en pinterest
compartir en whatsapp
Artículos relacionados
Comentarios

Deja una respuesta

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Post comment