Un adenoma hipofisario es un tumor no canceroso que se desarrolla en la glándula pituitaria, una pequeña glándula en la base del cerebro que produce hormonas importantes para regular diversas funciones corporales. Estos tumores pueden ser benignos, lo que significa que no se extienden a otras partes del cuerpo, pero aún así pueden causar problemas debido a su crecimiento y a la presión que ejercen sobre estructuras cercanas en el cerebro.
Clasificación
- Adenomas hipofisarios funcionales: Estos adenomas secretan hormonas, como la prolactina, la hormona del crecimiento, la hormona estimulante de la tiroides (TSH), la hormona adrenocorticotropa (ACTH) o las hormonas sexuales (LH y FSH). Dependiendo del tipo de hormona que secretan, pueden causar una variedad de síntomas y afecciones, como acromegalia (un exceso de hormona del crecimiento), hipertiroidismo (exceso de hormona tiroidea) o hiperprolactinemia (exceso de prolactina).
- Adenomas hipofisarios no funcionales: Estos adenomas no secretan hormonas, pero aún pueden causar síntomas debido a su tamaño y a la presión que ejercen sobre el tejido circundante.
Causas de adenoma hipofisario
Las causas exactas de los adenomas hipofisarios no siempre están claras, pero existen varios factores que pueden contribuir a su desarrollo. Estos pueden incluir:
- Mutaciones genéticas: Algunos casos de adenomas hipofisarios pueden estar asociados con mutaciones genéticas heredadas que aumentan el riesgo de desarrollar tumores en la glándula pituitaria.
- Factores hereditarios: En algunos casos, los adenomas hipofisarios pueden ser parte de un trastorno hereditario, como el síndrome de neoplasia endocrina múltiple tipo 1 (MEN1) o el síndrome de Carney.
- Lesiones en la cabeza: Traumatismos craneales graves pueden aumentar el riesgo de desarrollar adenomas hipofisarios en algunas personas.
- Exposición a radiación: La radioterapia dirigida a la cabeza, especialmente durante la infancia, puede aumentar el riesgo de desarrollar tumores en la glándula pituitaria en el futuro.
- Desregulación hormonal: Cambios en los niveles de hormonas en el cuerpo pueden contribuir al desarrollo de adenomas hipofisarios, aunque en muchos casos no está claro si estos cambios hormonales son una causa directa del tumor o una consecuencia de él.
Signos y síntomas
Los síntomas de un adenoma hipofisario pueden variar según el tamaño del tumor, su ubicación y si está secretando hormonas.
- Dolores de cabeza: Los dolores de cabeza son comunes y pueden ser persistentes, especialmente si el tumor está creciendo y ejerce presión sobre las estructuras circundantes.
- Problemas de visión: El tumor puede comprimir el nervio óptico o afectar otras estructuras visuales, lo que puede provocar cambios en la visión, como visión borrosa, visión doble, pérdida de visión periférica o dificultad para ver en la oscuridad.
- Alteraciones hormonales: Dependiendo del tipo de hormona que secretan, los adenomas hipofisarios pueden causar una variedad de síntomas hormonales, como:
- Exceso de prolactina: Puede provocar irregularidades menstruales en las mujeres, disminución de la libido, infertilidad, producción de leche materna fuera del embarazo (galactorrea) y en los hombres puede causar disfunción eréctil y disminución de la libido.
- Exceso de hormona del crecimiento: Puede provocar acromegalia en adultos, caracterizada por agrandamiento de las manos, pies, mandíbula y otras características faciales.
- Exceso de hormona adrenocorticotropa (ACTH): Puede causar enfermedad de Cushing, que se manifiesta con aumento de peso, redistribución de la grasa corporal, piel delgada y fácilmente magullada, cara redonda y enrojecida (cara de luna llena), entre otros síntomas.
- Exceso de hormonas tiroideas o gonadotropinas: Pueden causar hipertiroidismo o cambios en la función reproductiva, respectivamente.
- Problemas relacionados con la presión del tumor: Los adenomas hipofisarios pueden causar síntomas relacionados con la presión del tumor en el cerebro, como náuseas, vómitos, fatiga, mareos, problemas de memoria y concentración, y cambios en el estado de ánimo.
Diagnóstico
El diagnóstico de un adenoma hipofisario generalmente implica una combinación de historia clínica, examen físico y pruebas de diagnóstico por imágenes.
- Evaluación clínica y antecedentes médicos: El médico realizará una historia clínica detallada para evaluar los síntomas del paciente, la duración de los mismos y cualquier otro problema médico o familiar relevante. También se prestará atención a los antecedentes hormonales y cualquier problema de visión reportado.
- Examen físico: Durante el examen físico, el médico puede buscar signos de trastornos hormonales, como cambios en la distribución del vello corporal, agrandamiento de las manos o pies, o signos de hipertiroidismo o enfermedad de Cushing. Además, se pueden realizar pruebas de campo visual para detectar cualquier anomalía que sugiera presión sobre el nervio óptico.
- Pruebas de laboratorio: Se pueden realizar pruebas de laboratorio para evaluar los niveles hormonales en sangre y confirmar si el tumor está secretando hormonas. Estas pruebas pueden incluir análisis de sangre para medir hormonas como prolactina, hormona del crecimiento, hormonas tiroideas, hormona adrenocorticotropa (ACTH) y gonadotropinas.
- Pruebas de diagnóstico por imágenes:
- Resonancia magnética (RM): La resonancia magnética es la herramienta de diagnóstico por imágenes más utilizada para detectar adenomas hipofisarios. Proporciona imágenes detalladas de la glándula pituitaria y permite evaluar el tamaño, la ubicación y la extensión del tumor.
- Tomografía computarizada (TC): Aunque menos común, la tomografía computarizada también puede proporcionar imágenes detalladas de la glándula pituitaria y se puede usar en algunos casos para evaluar adenomas hipofisarios.
- Pruebas de función hormonal dinámica: En algunos casos, se pueden realizar pruebas de estimulación o supresión hormonal para evaluar la función de la glándula pituitaria y confirmar el tipo de adenoma hipofisario presente.
Tratamiento del adenoma hipofisario
El tratamiento para un adenoma hipofisario depende de varios factores, incluyendo el tamaño y la ubicación del tumor, así como los síntomas que está causando y si está secretando hormonas.
Observación vigilante (vigilancia activa):
Si el adenoma es pequeño, no está causando síntomas significativos y no está secretando hormonas, es posible que el médico recomiende simplemente monitorear el tumor en intervalos regulares con exámenes clínicos y pruebas de diagnóstico por imágenes para detectar cualquier cambio en su tamaño o comportamiento.
Medicamentos:
Si el adenoma está secretando hormonas, como prolactina, hormona del crecimiento, ACTH u otras, los medicamentos pueden ser recetados para reducir la producción hormonal y controlar los síntomas asociados. Por ejemplo, la cabergolina o la bromocriptina pueden ser utilizadas para reducir los niveles de prolactina en casos de hiperprolactinemia. Los medicamentos como el octreótido o el lanreótido pueden ayudar a controlar la secreción de hormonas en casos de acromegalia o enfermedad de Cushing.
Cirugía:
La cirugía puede ser recomendada si el tumor es grande, está causando síntomas importantes, está afectando la visión o no se controla adecuadamente con medicamentos. La cirugía para extirpar el tumor se realiza generalmente a través de la nariz (cirugía transesfenoidal) utilizando un endoscopio y otros instrumentos especializados. En algunos casos, puede ser necesaria una cirugía abierta (craneotomía) si el tumor es grande o tiene una extensión significativa fuera de la glándula pituitaria.
Radioterapia:
La radioterapia se puede utilizar sola o en combinación con la cirugía si el tumor no se puede extirpar completamente o si reaparece después de la cirugía. La radioterapia puede ayudar a reducir el tamaño del tumor y prevenir su crecimiento adicional. Las opciones de radioterapia incluyen radioterapia convencional, radioterapia conformada por intensidad (IMRT), radiocirugía estereotáctica (Gamma Knife, CyberKnife) o radioterapia con protones.
Contenido relacionado
2 comentarios